10 razones para marchar y defender la democracia
"10 razones para marchar y defender la democracia", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
Manifestarse y salir a levantar la voz, ante una causa justa, es un derecho constitucional de los mexicanos que no necesita validación ni aprobación de nadie, mucho menos del Presidente. Es más, si a quien detenta el poder le molesta que los ciudadanos marchen y salgan a las calles, esa es la mejor señal de que la Marcha en Defensa del INE y de la democracia mexicana es justa y necesaria, y es el mayor aliciente para convencernos de que sí hay intenciones aviesas y perversas en la reforma electoral de López Obrador para controlar desde el poder al instituto electoral, moldearlo a su modo y de esa forma controlar las elecciones para eternizar a su movimiento en el poder, tal como hizo el PRI por 75 años.
¿Por qué otra razón le molestaría tanto al Presidente (al grado de hacer "entripado" y atacar a los ciudadanos con adjetivos y ofensas agresivas) que los mexicanos salgan a manifestarse cuando él, además del cash, también fue el rey de la protesta y la manifestación, y así forjó su liderazgo social y político?
En todo caso, más allá de los berrinches, entripados y la violencia verbal desesperada del Jefe del Ejecutivo y de sus gobernadores, funcionarios, dirigentes y seguidores fanatizados e incondicionales, la decisión de salir o no mañana a las calles de su ciudad es suyo; es justo su derecho y su libertad de decidir, lo que muchos mexicanos saldrán a defender a costa de ser atacados y descalificados por los gobernantes que debieran proteger y garantizar esos derechos.
Si usted ya decidió sumarse a esta defensa ante la amenaza real de regresar a un sistema político dominado por un solo Partido de Estado, donde el Gobierno es juez y parte en las elecciones y donde los órganos electorales (Tribunal Electoral e INE) se sometan a "lo que diga el Presidente" y de ese modo se nos quite uno de los pocos derechos que hoy se pueden garantizar y reivindicar para los mexicanos: el de elegir (porque ya nos han quitado o mermado el derecho a una vida libre de violencia, a la seguridad, la educación, la salud, el libre tránsito, a un medio ambiente sano y muchos otros que tenemos a medias o de plano cancelados) o si aún está indeciso de si vale la pena sacrificar medio día de su domingo de descanso para unirse a esta manifestación libre y ciudadana, aquí le doy estas razones que creo válidas para tomar o reforzar la decisión que es sólo suya y es, en cualquier sentido, totalmente respetable. Marcharé porque…
1. Quiero que mi voto siga contando y se cuente de manera profesional, cierta e imparcial, para que los resultados electorales sigan teniendo certeza y no se manipulen los votos.
2. No quiero que quienes dirijan los órganos electorales, consejeros y magistrados, estén controlados o sometidos al Gobierno, porque en su elección hayan intervenido estructuras políticas del partido gobernante con prácticas de acarreos, coacción de programas sociales o, como ya se ha documentado, hasta intimidación y participación del narcotráfico.
3. Quiero un INE y un Tribunal autónomos e independientes del Gobierno, como dice la Constitución, y que sí nos cuesten menos a los mexicanos, evitando dispendios, privilegios de su burocracia y utilizando las nuevas tecnologías electorales como el voto remoto vía Internet, las urnas electrónicas y otras formas de disminuir el costo electoral sin sacrificar la seguridad y certeza en los procesos comiciales.
4. No quiero regresar a la época (del viejo PRI) en donde el dominio del Partido de Estado se imponía siempre en las elecciones y no había alternancia democrática en los cargos, porque los candidatos oficialistas ganaban siempre con los recursos públicos y el apoyo, simulado o abierto del Gobierno, aplastando cualquier expresión de oposición y reprimiendo a quienes reclamaban fraude.
5. Quiero un país con democracia, en el que los ciudadanos actuales y, sobre todo las generaciones que vienen, tengan garantías de sus libertades y derechos. Que puedan elegir al partido o candidato que quieran, que no sean atacados, cuestionados o reprimidos desde el poder por disentir; que la alternancia y la diversidad de opciones políticas sigan representando al México plural y diverso que somos y nadie quiera imponer una visión dominante e invencible en las urnas.
6. No quiero que, además del control político y electoral de un solo partido o movimiento, se nos robe la posibilidad de elegir y la alternancia porque poderes de facto, como el narcotráfico y el crimen organizado, intervengan en las elecciones, impongan o intimiden candidatos o veten y hasta asesinan a aquellos aspirantes a cargos públicos que se nieguen a someterse a sus intereses criminales. No quiero un Narco Estado, ni un Narco Gobierno y menos Narco Partidos.
7. Quiero poder seguir teniendo la sensación, por más que sea ilusoria, de que mi voto es un instrumento de premio o de castigo para los políticos o gobernantes. Y que aun cuando ellos ejercen el poder y disponen de los recursos públicos, yo puedo decidir al final, ejerciendo mi voto, si lo hicieron bien o lo hicieron mal y si merecen ellos o sus partidos seguir gobernando. Y decidir si quiero probar nuevas opciones opositoras, aun a riesgo de equivocarme y de ilusionarme falsamente con un "cambio" o con que "somos diferentes", que al final resulten en engañosas decepciones y en "más de lo mismo" o que "no son iguales, son peores".
8. No quiero un Presidente ni gobernantes que, por creerse moralmente superiores o que están "transformando al país", se crean los dueños de México y sobre todo del dinero público que con tanto esfuerzo y trabajo aportamos todos los ciudadanos. Que no utilicen el poder para hacer lo que les dé la gana; que no tomen decisiones de gobierno y de políticas públicas que nos afectan a todos, basadas en su muy personal punto de vista, creencias o fobias, más que en los datos técnicos y científicos, y menos que utilicen los escasos recursos públicos para imponer caprichos o promover lealtades y clientelismos políticos y electorales, y no para las necesidades apremiantes de los mexicanos más necesitados.
9. Quiero que mi país avance y vea hacia al futuro. Que el pasado sea sólo un referente y un recordatorio de lo que hicimos mal para no volver a repetirlo; pero que, quienes nos gobiernan, no vivan en la añoranza de un México cerrado y con ciudadanos controlados y sometidos por un Gobierno fuerte, un Presidente paternalista y un Partido de Estado. Quiero un México de futuro, que apueste por el conocimiento y las tecnologías, que no le niegue ni escatime un tratamiento a un niño enfermo ni una vacuna a uno sano, que no deje morir a sus ciudadanos en una sala de urgencias, que no tenga que parir una mujer en la calle, que no abandone a sus niños al maltrato y la violencia. Un México que apueste por energías limpias, que entienda que su supervivencia y la del resto del mundo está amenazada y actúe en consecuencia, un México donde nuestros hijos puedan seguir creciendo y aspiren siempre a ser mejores y a vivir con dignidad.
10. No quiero que nadie, menos el Presidente, me diga cuándo y cómo debo expresarme. Que no me ataque ni descalifique quien debe darme seguridad y garantizarme mis derechos y libertades. No quiero un país dividido por el encono político, donde, atizados desde el poder, los mexicanos se enfrenten, se confronten y se peleen por ver quién tiene la razón política, quién es bueno y quién es malo, quién es liberal o conservador; que todos defiendan y expresen sus ideas políticas y de cualquier tipo, pero que lo hagan desde la civilidad, el diálogo no violento y la tolerancia y el respeto al derecho ajeno que predicaron nuestros próceres y que hoy olvidan los que más dicen adorarlos.
Esas son mis razones para manifestarme este domingo. Espero ayuden a entender que esta marcha no es a favor de ninguna persona, ni en contra de ningún gobernante. Es una marcha por el futuro de la República. Un país sin democracia o con una democracia manipulada e inducida desde el poder, no será nunca un lugar de paz ni libertades; y menos podrá ser un lugar de desarrollo, crecimiento y certidumbre para las generaciones por venir. Por eso vale la pena luchar, expresarse y trabajar para conseguirlo.