Se intensifica la batalla por la Corte
"Se intensifica la batalla por la Corte", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
En plena fiesta guadalupana y cuando faltan solo tres días para que inicien las vacaciones decembrinas en el Poder Judicial de la Federación, la lucha interna por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se vuelve cada vez más intensa.
Los cabildeos de los cinco ministros aspirantes suben de tono, lo mismo entre sus seis pares que no se postularon, como entre ellos mismos y si bien en el discurso se habla de civilidad y altura en la contienda, no faltan ya acusaciones de golpeteos y patadas por debajo de la mesa atribuidos, más que a algunas ministras y ministros, a sus operadores y cabilderos que mueven información, no siempre bien intencionada, tratando de influir en la imagen y percepción de los ministras y ministros contendientes.
Los dos aspirantes que más activos se ven en estos momentos, en cuanto al cabildeo de su imagen y de votos, son la ministra Yasmín Esquivel Mossa y el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. A la primera, por ejemplo, le atribuyen el despliegue de varios operadores políticos y de medios, encabezados por Julio Scherer Ibarra y todos de primer nivel, para tratar de sumar apoyos a su causa; mientras que en el caso del ministro no sólo se insiste en el apoyo del ministro presidente, Arturo Zaldívar, que influye desde dentro, sino también se menciona la reaparición, si bien no pública sí en el cabildeo, de un político como Emilio Gamboa Patrón, con todo el colmillo político.
Según información que proviene de los propios ministros, Gamboa, quien ha mantenido un perfil bajo y totalmente privado desde que comenzó el gobierno de la 4T, estaría operando desde las sombras para ayudar a su amigo el ministro, a quien conoció desde la época en que fue director del SAT en el gobierno de Felipe Calderón. El yucateco, quien ocupó puestos políticos de primer nivel durante más de seis sexenios consecutivos, desde Miguel de la Madrid, donde fue secretario particular del presidente, hasta Enrique Peña Nieto, donde fue un influyente líder del Senado, pasando por direcciones y secretarías como el IMSS, la SCT y el liderazgo de la Cámara de Diputados, en los sexenios de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, habría salido de su ostracismo de los últimos años para operar subrepticiamente en la actual batalla por la Corte.
Los otros tres aspirantes, Norma Piña, Alberto Pérez Dayán y Javier Laynez Potisek, también se mueven y buscan apoyos, aunque con un perfil más interno y sin contar con operadores tan políticos ni visibles como los de sus otros contendientes, lo cual no quita que tengan también una estrategia en busca de sumar votos a su causa.
Los tres días que restan para que inicie el periodo vacacional decembrino en la Corte resultarán estratégicos, porque después de eso, si bien continúan las llamadas, reuniones y cabildeos, el hecho de que varias ministras y ministros salgan de la ciudad para descansar con sus familias, dificulta los encuentros y cabildeos personales.
Por lo pronto, en los pronósticos que se escuchan al interior de la SCJN se menciona que a la votación del 2 de enero, que será la primera, llegarían los cinco ministras y ministros aspirantes, pero que de ahí saldrán solo dos o máximo tres para pasar a una segunda votación de la que podría resultar el ganador o ganadora para definir la Presidencia de la Corte y del Poder Judicial a más tardar en la segunda semana de enero de 2023.
Veremos, en la intensidad de la batalla, qué tan alta se mantiene la contienda por la Corte o si las pasiones, ambiciones e intereses que inevitablemente se mueven en un proceso institucional como éste, no se desbordan, en perjuicio de la imagen del máximo tribunal constitucional del país.