¿Se enojó el Presidente?
¿Se enojó el Presidente?, escribe Salvador García Soto (@SGarciaSoto) en #SerpientesYEscaleras
Ayer no fue un buen martes para el Presidente. En un mismo día López Obrador tuvo que hacer dos entripados, ambos relacionados con los órganos electorales autónomos que tanto detesta: el INE, con su grupo de "consejeros malvados", y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con sus magistrados "rebeldes" que no hacen caso de las indicaciones y presiones del Presidente.
Primero fue el INE con su sanción obligatoria para la jefa de Gobierno y los gobernadores de Morena, a quienes obligó a retirar propaganda, comentarios o publicaciones en redes sociales, en donde promovieran la Consulta Nacional de Revocación de Mandato y/o la ratificación del Presidente; luego vino el Tribunal con el anuncio de su fallo en el que desconocen la legalidad y constitucionalidad del "Decretazo", con el que Morena y López Obrador pretendieron burlar la "veda electoral" del INE y hacer propaganda del gobierno, por lo que la prohibición para todos los servidores públicos, incluido el Presidente, de no hacer promoción ni propaganda con la Consulta, vuelve a estar vigente.
El gancho 1-2 que ayer le dieron los órganos electorales autónomos le caló duro al Presidente, que tuvo dos reacciones viscerales de respuesta al INE y al TEPJF: la primera por la mañana, durante su conferencia, donde no se aguantó y adelantó el sentido de su propuesta de Reforma Política y Electoral que planea mandar el próximo mes al Congreso: que los consejeros ciudadanos y los magistrados electorales sean elegidos ya no en ternas de la Cámara de Diputados, sino por el voto directo y secreto del "pueblo" que elegiría, como en comicios, a los nuevos integrantes del Instituto Electoral y los nuevos magistrados del Tribunal Electoral. "Sería el pueblo el que decidiera quiénes deben ocupar esos puestos", dijo el Presidente.
Ese fue el primer exabrupto de la molestia presidencial, que López Obrador anticipó y amenazó con una "reforma electoral" que cambie a todos los actuales consejeros y magistrados, la mayoría de ellos especializados en temas electorales y democracia, por improvisados e ignorantes del asunto de las elecciones, electos por una mayoría de votos. Y fue tanto el enojo presidencial, que al anunciar que pasando el 10 de abril enviaría su nueva propuesta electoral al Congreso, al mandatario se le olvidó que su partido ya no tiene mayoría calificada para modificar la Constitución, y que una reforma política tan estridente e ideologizada, nunca la dejaría pasar la oposición en el Senado y la Cámara de Diputados.
Si no le están dejando pasar su Reforma Eléctrica que está entrampada por la falta de votos de la oposición, ¿qué le hace pensar a López Obrador que sus opositores le dejarían pasar una reforma al INE y al Tribunal Electoral que lo que busca en el fondo es el control total y la sumisión de esos dos órganos autónomos al poder de la 4T?
Pero ese no fue el único berrinche que hizo ayer el Presidente. Por la tarde, cuando el mismo Tribunal Electoral federal, lo obligó a publicar en sus redes sociales la sentencia que dictó en su contra por haber organizado el AMLO-Fest 2021, con el que celebraron con el Zócalo lleno en pleno Covid, el tercer aniversario de la asunción al poder de López Obrador. La exigencia hizo que el mandatario perdiera de nuevo el control y en su mensaje en redes para acompañar la publicación de dicha sentencia, dijo que los magistrados lo estaban amenazando con detener y encarcelar a su vocero Jesús Ramírez Cuevas como sanción.
El Presidente estaba sin duda enojado, tanto que dejó transparentar sus verdaderas intenciones al pretender cambiar el marco electoral: lograr el sometimiento, colaboración y control total y completo del INE y sus consejeros, y tener de su lado magistrados electorales incondicionales y a modo. Pero aun si acabara con la autonomía de los órganos electorales, no va a poder evitar que se le obligue a cumplir la ley. Y ante la falta de una mayoría constitucional clara para reformar la Constitución, más vale que López Obrador se vaya acostumbrando… Los dados mandan Serpiente. Se rompe la buena racha.