Caro Quintero: La tercera ofrenda de AMLO a Washington
"Caro Quintero: La tercera ofrenda de AMLO a Washington", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
En su gira de esta semana por la ciudad de Washington, donde se reunió en la Casa Blanca con Joe Biden, el presidente de México realizó tres ofrendas: la primera la puso a los pies del monumento del presidente Franklin D. Roosevelt, a quien él considera "el mejor presidente de la historia de Estados Unidos"; la segunda ofrenda la colocó frente al monumento a Martín Luther King, el luchador por los derechos civiles de los negros, cuya memoria dio pie al tabasqueño para improvisar un mítin de campaña con migrantes mexicanos en pleno National Mall estadounidense; y la tercera ofrenda de López Obrador a Biden llegó tres días después con la sorpresiva captura del mítico capo del Cártel de Sinaloa, Rafael Caro Quintero.
Nadie con dos dedos de frente podrá pensar que fue una simple casualidad que justo 72 horas después de que el Presidente mexicano estuvo en la Oficina Oval, dialogando en privado con su homólogo estadounidense, las fuerzas de élite de la Secretaría de Marina hayan capturado a Caro Quintero, en San Simón, localidad de Choix, Sinaloa, que limita con Chihuahua y con la Sierra Tarahumara —el lugar que siempre fue su preferido para sembrar y producir drogas— después de nueve años que estuvo prófugo para la justicia mexicana y la de los Estados Unidos, que lo consideraba un objetivo prioritario en su lista de "los más buscados" y ofrecía recompensa de 20 millones de dólares por su captura.
Cuando el llamado "Narco de Narcos" salió del Penal de Puente Grande, donde purgaba una condena de 40 años, supuestamente nadie del gobierno peñista se enteró, sino hasta que ya Rafael Caro se había escondido y regresado a sus orígenes en la región limítrofe entre Sinaloa y Chihuahua, donde rápidamente, unos cuantos meses después ya se le consideraba uno de los nuevos capos que lideraban el Cártel de Sinaloa.
Es obvio que la exigencia de detener y entregar al narcotraficante que fuera el fundador del extinto Cártel de Guadalajara vino directa desde Washington y se originó en el contexto de la reciente visita del mandatario de México. El gobierno de López Obrador en sus casi cuatro años nunca informó de ningún operativo de captura en contra de Caro Quintero ni lo manejó como un objetivo prioritario en su estrategia de seguridad federal. De hecho, la política de esta administración ha sido totalmente contraria a la búsqueda y captura de capos del narcotráfico, porque según ha dicho el Presidente, esa política implementada en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto sólo generó más violencia.
"Me dicen que está mal el que yo hable de abrazos y no balazos. ¿Ustedes creen que sólo deteniendo a capos se va a resolver el problema? ¡No! El propósito es atender las causas, y un propósito es quitarles a los jóvenes. Esa es la batalla: dejarlos sin ejército de reserva; claro, no se logra esto de la noche a la mañana, es un proceso, pero ya se comenzó", decía López Obrador apenas el pasado 24 de septiembre de 2021.
Por eso es difícil creer que diera la orden y sobre todo tomara la decisión para que ayer un cuerpo de élite de la Marina detuviera a Rafael Caro Quintero en un operativo conjunto con la Fiscalía General de la República en las inmediaciones de la comunidad de San Simón, municipio de Choix, Sinaloa.
Así que, como siempre suele pasar después de una visita de un presidente mexicano a Washington, los discursos oficiales y triunfalistas que vienen a vendernos a los mexicanos, diciendo que "nos fue muy bien, nos trataron de maravilla y nos concedieron todo lo que pedimos", como siempre tienen una letra chiquita, como los contratos amañados, de la que no hablan nuestros presidentes y en las que se incluyen las concesiones o compromisos que se ven obligados a aceptar, a cambio de que la Casa Blanca les dé una palmada, una imagen de buen trato, ayudas y programas de apoyo. En esa manía de simular y ocultar, como en la mayoría de los sentidos, López Obrador ya no es para nada diferente a sus antecesores… Los dados mandan Escalera Doble. La semana se compuso.