Vía libre por la vía del soborno

Andrés Manuel López Obrador pide a la CNTE cobrar “conciencia” del daño económico que está provocando con su plantón en las vías férreas de Michoacán.

Ya fue atendida su exigencia de dinero, apuntó y sugiere que levante el bloqueo porque continuarlo será más bien por “capricho” y, de persistir, sus militantes se verán “mal” ante la sociedad, “se van a debilitar mucho como organización”.

Curtido en marchas y obstrucciones, dijo de plano:

“Yo conozco de esto”, admitiendo y pasando al costo que “las intransigencias no son opción, no son alternativa, no tiene nada que ver con la izquierda…”.

Su llamado a la facción magisterial es tan estéril como todos los que han desoído en su historia, caracterizada por extorsiones, abandono de las aulas, vandalización de instalaciones y cachetonería para reclamar contrataciones y prestaciones extracontractuales.

Lo que le hizo la CNTE a Oaxaca en 2006 fue devastador y el conflicto se acabó con el soborno de 25 millones de pesos (en fajos que atestaron una maleta familiar) al dirigente de la Sección 22, Enrique Rueda Pacheco.

En ese contexto se inscribe la demanda para el otorgamiento de cinco mil plazas automáticas a normalistas y eventuales, a fin de que no tengan que presentar exámenes de oposición.

El abuso se comprende mejor si se recuerda que ningún egresado de las facultades públicas de medicina, por ejemplo, tiene garantizada su planta en el sistema federal o estatal de Salud.

Ante las voces que piden al Gobierno de AMLO intervenir para que cese la obstrucción de las vías, el Presidente dijo ayer que a los plantados “no se les va a reprimir” y que son ellos quienes deben reflexionar sobre los daños a la economía que han estado provocando desde hace un par de semanas.

Nadie, sin embargo, ha pedido que se les “reprima”, pero sí que se les desaloje y para esto sólo hay dos modos: platicar con los líderes, tratar de convencerlos y “negociar” el fin del sabotaje, o la presencia disuasiva de una o más corporaciones policiaco-militares con efectivos suficientes pero desarmados, que ante visitadores de la CNDH y notarios públicos, avancen a lo largo y ancho de los tramos de vía objeto del bloqueo, empleando la fuerza legítima de sus músculos para cargar a los activistas que se resistan.

López Obrador dijo textualmente:

“No voy a dar la orden de reprimir al pueblo…”. Muy bien.

Pero quienes acampan en esas áreas federales no son “el pueblo”, sino una parte ínfima del magisterio que se comporta como populacho.

“No es debilidad”, dijo también, y confió:

“Me voy a apoyar en la fuerza de la opinión pública…”.

Y dice con toda razón: 

“No podemos nosotros atender algo que corresponde al Gobierno del Estado”, pero se equivoca en eso de que “no es responsabilidad del Gobierno federal”, como si las bloqueadas fueran vías ajenas a la Federación…

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