La Maldita Vecindad puso a bailar a más de 18 mil personas en el Parque la Ruina, en Hermosillo
HERMOSILLO, SON.- ¡Oigan, ya llegó su Pachucote!, sonó en el estacionamiento del Parque la Ruina ante más de 18 mil niños, niñas, adultos y jóvenes que participaban en círculos de baile y amor al sonar los frenéticos armoniosos del doble sax característico de la transgeneracional Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio.
Poco después de las 22:00 horas del viernes, los ritmos de ballenato –con un toque de oriente-inundaron y prepararon al público que esperaba a Roco, Aldo, Pato y Sax, que subieron al escenario luciendo el traje de influencia zoot, con lisa, resortes, tando con pluma, tacuche, cadena, drapes y calcos, como se vistiera el gran Germán Valdez, “Tin-tan”.
El clima de misterio y sones arabescos preludiaron aquella canción de que habla de José, un hombre sin mayor talento que el de deslumbrar a los inocentes en la feria bajo el nombre de “Solín”.
“Saludos de paz y respeto a todos los corazones convocados aquí esta noche en esta tierra sagrada, en esta celebración en las raíces milenarias de este espacio, de esta ciudad, honrando a los habitantes originales de esta tierra milenaria, en saludos de paz y respeto, ¡bienvenidos todos y cada uno de ustedes a esta gran celebración de paz y de baile raza!”, exclamó Roco en el escenario.
Ritmos misteriosos
Pronto Sax se adelantó a las orillas del templete donde “encantó” a propios y extraños cual si fueran serpientes al tocar su flauta árabe para interpretar “Solín”, así, de ritmos misteriosos continuaron con los sonidos más alegres y bailadores de “Quinto patio Ska” y momentos más tarde al tocar dos saxofones en “Un Gran Circo”.
Poco a poco entre el tumulto comenzaron a formarse remolinos de personas de todas las edades danzando en círculos, chocando unos contra otros, y elevando por los aires al más desprevenido para después lanzarlo a la gente que amortiguaba su caída y posteriormente incorporarse de nuevo a la vorágine.
Hombres y mujeres participaron en los círculos de baile y amor, que, aunque parecieran bélicos y ultraviolentos, son una manera de expresión colectiva de felicidad, armonía, paz, euforia y relajación de tener frente a una banda con más de 30 años de carrera que encantó en su momento a los padres de niños, que hoy son padres y que llevaron a sus hijos a corear sus más grandes éxitos.
Más amor, más paz, más unión y alto al feminicidio
“Estamos en un tiempo de separación, estamos en un tiempo en el que los gobiernos y las empresas quieren estarnos separando. No carnales, somos una gran familia y la madre tierra es una sola, somos una gran familia, en un mundo donde pueden caber muchos mundos donde no se fabriquen muros para dividirnos sino puentes para cruzarnos”, expresó.
La agrupación aprovechó el espacio del escenario de las Fiestas de Pitic 2019 para emitir sus posicionamientos, condenando la violencia, la sangre, la separación, el racismo y la negatividad que se ha apropiado de las sociedades.
Tras cada pronunciamiento, ensamblaban una melodía que extasiaba cada vez más a los presentes, y reiteraron que para andar de “Pata de perro” se necesitan menos muros y más puentes para andar como Mario, quien de toda la flota era el más jalador, un gañán para quien no había rival y quien hoy, este buen carnal por todos lados va y no regresará.
Tras una pausa, entre canciones Roco en tono serio pero energético solicitó con la mano en el corazón y hasta el cielo, “¡No más violencia contra la mujer, no más feminicidios! Recordando el respeto que las féminas merecen tal y como la madre tierra de dónde venimos.
Lo anterior dio pie a la canción que hace alusión al trabajo infantil y la imprudencia de los conductores que se sienten valientes y que nada los detiene en sus vehículos al conducir a alta velocidad sin importar la vida de los peatones, en este caso un limpia parabrisas que cruza sin mirar, un niño que no puede el auto esquivar.
“Solo se oye un grito, golpe y nada más, demasiada sangre en esta ciudad”, coreó la gente.
Homenaje a Tin Tán
Así transcurrió la noche entre denuncias, exigencias de justicia y honra a luchadores sociales y ancestros, cuando de repente, el sonido del mariachi y la voz del Pachuco de Oro rompió el silencio gritando “¡Oigan, ya llegó su Pachucote!” seguido del estridente saxofón cuyo soplido parecía simular el ritmo de detonaciones.
La danza de las más de 18 mil personas se sintió en la vibración del suelo del lugar, luego que dedicaran “Pachuco” al comediante mexicano “Tin-tan”.
Sin duda alguna la Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio continúan vigentes en el bagaje cultural y el corazón de al menos tres generaciones de familias, quienes acuden a donde la banda convoca para llenarse de buena vibra, paz y baile.
exp/red/daw/may/2019