¿Y la Profeco, apá?
La autora es Licenciada en Ciencias de la Comunicación.
Con un poco de humor sarcástico, haciendo referencia a un comercial de camionetas de lujo, la pregunta que todos nos hacemos en el país es: ¿qué está haciendo la Procuraduría Federal del consumidor (Profeco) creada en 1976 para defender los derechos de los consumidores y prevenir abusos?
Es un robo en despoblado el aumento en las medicinas utilizadas en el protocolo de salud para el tratamiento de Covid-19, cuando un medicamento que a principios de año costaba 35 pesos como es la azitromicina ahora llega a costar hasta 200 pesos en el mercado negro o la ivermectina que llega a conseguirse en 380 pesos en el área rural, cuando su costo real era de 60 pesos, esto sin mencionar que la canasta básica y absolutamente todos los productos de primera necesidad han subido sus precios.
Ya sabemos la situación de las instituciones de salud colapsadas por la demanda, la Secretaría de Economía paralizada aún, promoviendo los cursos de venta digital y sin poder aterrizar recursos para la reactivación de la economía, sin efectividad la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas, como es el hecho de que ni la plataforma digital funciona adecuadamente; donde en mi caso solicité información, sólo de curiosidad, para saber más del costo público de tener oficinas de Profeco, también en total incapacidad de operar en los momentos más importantes para el ciudadano.
Por demás esta seguir con las instituciones de desarrollo social y otras que también se encuentran colapsadas con el fenómeno de la pandemia, que ya no es sólo de salud sino un fenómeno social y mundial que pone a prueba a los países evidenciando sus fortalezas y debilidades.
Lo importante es aprender la lección que nos está dejando esta situación.
La cuestión es: ¿qué tenemos que hacer los mexicanos para tener mejores oportunidades en momentos de crisis?
Existe gente muy capaz, honesta, valiente y talentosa buscando la fórmula secreta para dejarles un mejor futuro a nuestros hijos e hijas; hay en las instituciones gente muy valiosa y comprometida, sin embargo, la cultura subliminal nos tiene programados para no lograr romper estereotipos de comportamiento, a esto le sumamos que la mística burocrática no logra evolucionar para adaptarse a las necesidades de la sociedad.
Sin embargo, lo más importante es reconocer que estamos en un proceso de transformación donde necesariamente todos nos tenemos que involucrar, este fenómeno de salud expone claramente la importancia de la participación ciudadana, ya que lo bien hecho nos impacta positivamente y lo mal hecho nos perjudica a todos.
Organicémonos por sectores, grupos o colonias de manera independiente sin protagonismos para hacer valer nuestros derechos como ciudadanos mexicanos, si no empezamos ahora, ¿cuándo?
La autora es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, egresada de la Universidad Dr. José Matías Delgado, San Salvador, El Salvador C.A. Fundadora de culturasonorense.org, excoordinadora operativa del Consejo Cultural Ciudadano.
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