Violencia en México, basta de indiferencia

El autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey campus Sonora Norte.

“Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que eligen mantenerse neutrales en épocas de crisis moral”. Dante Alighieri

La creciente violencia en nuestro país, aun en tiempos de coronavirus nos lleva a plantearnos algunas preguntas:

¿Entramos a una espiral de violencia sin retorno?

¿El Estado mexicano es el único responsable del incremento de la violencia?

¿Cuál es el papel de los ciudadanos ante la realidad de la inseguridad mexicana?

El reclamo de muchos es que México no puede seguir viviendo este escenario, por el bien de las presentes y futuras generaciones.

De acuerdo con la edición del tercer trimestre de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) 2019, elaborada por el INEGI, en septiembre de 2019 el 71.3% de la población consideró que vivir en su ciudad es inseguro.

Asimismo, la prueba más clara de que la proliferación de armas en México es un problema, es que el 41% de los habitantes de las principales 70 ciudades del país han escuchado disparos de armas de fuego en la cercanía de sus casas.

En diciembre de 2013 esta cifra era del 22.1%.

Recientemente, el Semáforo de Delitos de Alto Impacto en el país evidenció que, entre enero y marzo de 2019 el secuestro se disparó 550%, la extorsión aumentó 127%, el robo a negocio 62%, homicidios 48%, robo de vehículo 46% y narcomenudeo 31%.

En el mismo sentido.

llevamos 12 años con un promedio de 30 mil muertes anuales y solamente el 5% de los delitos denunciados obtiene sentencias condenatorias, y aún ante estos tristes escenarios, el gasto en seguridad pública en nuestro país ha sido de 1% del PIB, en promedio, de 2008 a 2019.

En este contexto vale la pena tomar cuenta también las reflexiones del profesor David Noel Ramírez, rector emérito del Tecnológico de Monterrey.

Para revertir los comportamientos y situaciones que destruyen valor a la sociedad mexicana, propone: Fortalecer el Poder Judicial, respetar el Estado de derecho de manera irrestricta, incrementar la participación y presión ciudadana, más sociedad y menos gobierno, permear el modelo económico de solidaridad, generar una nueva constitución que responda a las exigencias y retos del siglo XXI, ofrecer educación de calidad para todos, erradicar la corrupción, migrar de la cultura del bienestar a la cultura del bien común, propiciar políticas públicas para generar empleos, iniciar los cambios que se requieran a partir del municipio, entre otros.

El profesor Ramírez reflexiona que tenemos valores que nos unen como pueblo: la familia, la solidaridad, el emprendimiento y la creatividad.

Sugiere la alternativa que tenemos para dar paso a una nueva nación es que unidos trabajando de manera colaborativa, creativa y tolerante, pensemos, dialoguemos y actuemos para llevar a cabo las acciones necesarias que lleven a la transformación.

Los ciudadanos requerimos salir de nuestra zona de confort y de nuestras casas para reconstruir, en conjunto con las autoridades e instituciones, el tejido social mexicano.

Permanecer al margen, tibios, pasivos, neutrales o como espectadores facilita que los problemas aumenten y se profundicen.

Seamos los actores que promovamos la solidaridad, empatía, escucha, participación y la búsqueda del bien común.

Nunca es tarde para replantear soluciones a los grandes retos, como el de la inseguridad mexicana.

La pelota está de nuestro lado también.

Usted, ¿qué piensa?

El autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey campus Sonora Norte.

Presidente de Grameen de la Frontera.

@rafaelroblesf