Un sexenio fallido: José López Portillo (1976-1982
El autor es Escritor e historiador, estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder
Conocido como “El Jefe Cejas”, José López Portillo llegó a la Presidencia de la República en 1976, tras una contienda solitaria. El Partido Acción Nacional no había designado ningún candidato, por ende, López Portillo con más del 90% de votos a su favor (representado por 16,462,930 votos) logró arribar a Palacio Nacional.
Desde 1976, el sexenio fue duramente señalado como un Gobierno donde las influencias abundaban hasta en el lugar más recóndito de Los Pinos. Unsexenio marcado por la corrupción y el despilfarro del erario.
Amigo de infancia, y por excelencia, de Echeverría y Arturo Durazo, mejor conocido como “El Negro”, éste último nombrado Director General de Policía y Tránsito del Distrito Federal con López Portillo, y quien a base de la extorsión logró hacerse de una propiedad denominada “El Partenón” ubicada en Zihuatanejo con un costo de 70 millones de pesos a valor actual.
López Portillo dio a sus familiares cargos importantes: a su primo Guillermo lo puso al frente del Instituto Nacional del Deporte; a su hijo José Ramón lo designó Subsecretario de Programación y Presupuesto; a su hermana Margarita le encomendó la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), mientras que su esposa se dedicó a viajar a distintos países junto con su
piano y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México para dar presentaciones.
Hombre escaso de experiencias políticas, contrató como secretario de Gobernación a Jesús Reyes Heroles, quien se encargó de emprender la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, que otorgaba registro oficial al Partido Comunista y a otras organizaciones de izquierda.
Después se promulgó la Ley de Amnistía en 1978, que dio libertad a quienes habían militado en grupos guerrilleros, pero con la condición de que debían renunciar a su vida de violencia… ¿Lo habrán hecho? En 1977, las reservas de petróleo aumentaron a 16,800 millones de barriles; a 29 mil millones de barriles en 1978, y a 40 mil 200 millones de barriles en 1979, cifras que colocaban a México en el nivel de los grandes productores del Golfo Pérsico, casi a la talla de Arabia Saudita.
Fue debido a ello que Pemex se vio obligada a duplicar la extracción, la capacidad de refinación, triplicar la producción de petroquímicos y la exportación. Esto se pudo llevar a cabo gracias al financiamiento con crédito externo, haciendo que la deuda creciera paralelamente a la producción de crudo, haciendo que para el término del sexenio un barril de petróleo se cotizara en sólo 4 dólares.
Los préstamos poco responsables, que sumados a la falta de visión y a una corrupción galopante en el entonces Gobierno federal, terminaron no sólo por reducir a 0 los beneficios del petróleo, sino a multiplicar la deuda externa que persiguió los bolsillos de los entonces habitantes mexicanos.
El Presidente anunció que se negaba a devaluar la moneda y al son de lágrimas un 17 de agosto de 1981 exclamó que defendería al peso “como un perro”, pero dichos esfuerzos se vieron en contra cuando el peso perdió gran fuerza, pasando de 22 a 70pesos por dólar y como último intento para salvar su Gobierno nacionalizó a la Banca Mexicana, que rompió con los lazos del Gobierno y de los empresarios, a la vez de designar a Miguel de la Madrid como su sucesor en 1982. (Fuente Bibliográfica: Archivos Jurídicos de la UNAM.
El autor es Escritor e historiador, estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.
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