Roles de género
La autora es Especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública.
Un día, cuando le dije a mi hijo que debía empezar a lavar los trastes después de almorzar, me impactó darme cuenta que mientras yo le decía de esta nueva responsabilidad en su vida y le daba pormenores, él no identificaba si quiera el lugar preciso en donde iba la loza sucia a fregar, en consecuencia, tampoco en dónde se acomodaban los trastes ya limpios para dejarlos escurrir.
Algo tan sencillo para mí, era para él algo absolutamente desconocido. En ese momento me alarmé y le empecé a dar nombres, de la licuadora, estufa, tetera, cafetera, despensa, de todo lo que veía a mi alrededor, de una manera absolutamente compulsiva, debo mencionar. Posteriormente, después de mi clase improvisada, le empecé a cuestionar el nombre de cada objeto en la cocina y sí, a todo respondió correctamente, lo cual no me extrañó ciertamente, ya que es un chico bastante listo, una especie de futuro intelectual según mi premonición materna.
El problema llegó cuando le hice la última pregunta ¿quién lava los platos? ¿las mujeres o los hombres? y entonces me respondió con una inmediatez y seguridad que me caló hondo, muy pero muy hondo: "las mujeres, mamá". Enseguida arremetí contra lo que acababa de decir. No, de ninguna manera, los platos los lavamos todas las personas, a las mujeres no nos corresponde de forma exclusiva hacerlo, pero me di cuenta que cualquier cosa que le dijera no iba a funcionar, no iba a cambiar su perspectiva, si en la cotidianidad él veía exactamente lo contrario. Se me vino a la mente entonces, un video del discurso de Meghan Markle ante la ONU, en donde contó que a sus 11 años le escribió una carta a Hillary Clinton, indignada, luego de haber visto un comercial de detergente líquidos para platos que decía:
"Mujeres de toda América están luchando contra ollas y sartenes grasientos". Lo que provocó comentarios de amigos suyos refiriendo que justamente la cocina era el lugar al que pertenecían las mujeres. La niña Markle, con su carta dirigida a la entonces Primera Dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, y a otras personalidades, logró que Procter & Gamble cambiara el mensaje de su comercial de "mujeres de toda América están luchando contra ollas y sartenes grasientos" a "personas de toda América están luchando contra ollas y sartenes grasientos".
Comparto esto, porque quisiera que reflexionáramos respecto los roles de género, decir que no son inamovibles, que cambian con el tiempo, que los podemos modificar, que podemos ser más flexibles, que vale la pena porque la meta, el objetivo, es un mundo justo para todas las personas; sobre todo, un mundo en donde nuestras niñas algún día puedan pilotear naves especiales, ser presidentas, dirigir las empresas más fascinantes y de su interés, ser grandes actrices, cantantes, bailarinas, policías o profesoras sin tener que ser acosadas; vivir una vida libre de violencia, libre de discriminación, de insultos, de ser cosificadas sexualmente. Hablo de hacer realidad el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, de la igualdad sustantiva, la cual no nos va a llegar nunca si no empezamos por modificar los roles de género. Por tanto, tenemos en la intimidad de nuestros hogares una tarea importantísima, apropiarnos de estos roles y cambiarlos con nuestro ejemplo, ya sabemos que el objetivo el fin último vale la pena.