Responsabilidad, ¿para qué?

El autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

La confianza en una persona, empresa o institución gubernamental es consecuencia de varios factores. Entre ellos, el más importante, posiblemente sea el grado de responsabilidad de sus compromisos y obligaciones.

De ahí que una persona responsable toma decisiones de manera consciente y acepta las consecuencias de sus actos, dispuesto a rendir cuenta de ellos.

Por eso la responsabilidad es la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante alguien. Responsabilidad

es, por lo tanto, la capacidad de dar respuesta de los propios actos.

La responsabilidad es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo de manera correcta su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.

El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades correctamente ordenadas.

La tarea más simple a la más complicada requiere para su desarrollo eficaz un grado de responsabilidad. Por ejemplo, el hecho de encargar a un guardia de seguridad los bienes de una casa o una empresa, significa que realizará su tarea de la mejor manera posible. Esto quiere decir que deberá comportarse con la mayor responsabilidad, si no es así se le despedirá o se buscará otra empresa de seguridad.

Si bien el servicio de seguridad es una tarea simple aparentemente, exige el mismo sentido de deber que demandan cargos mayores, como los de un gerente o los de una dirección empresarial.

No tener responsabilidad es la causa de muchos errores, muchos de los cuales son irreversibles: esto explica fallas en la producción, fallas en la calidad y falta de cuidado en muchos accidentes de tránsito, que a diario ocupan las páginas policiales de los diarios.

Así, el sentido de responsabilidad se agudiza ante los grandes desafíos. Por el contrario, los fallos que se observan en el mundo, el país y las instituciones se producen,  principalmente, por la ausencia de responsabilidad.

La responsabilidad con un criterio universal fomenta la paz; la irresponsabilidad fomenta la injusticia.

Y sólo con paz y justicia se genera la convivencia social. Por lo tanto, si queremos convertirnos en país desarrollado económica y políticamente debemos poner en práctica el

valor de la responsabilidad.

Si no es así nos esperan largos años de pérdida del poder adquisitivo, ausencia de calidad en productos y servicios, delincuencia, corrupción, impunidad, desintegración familiar, entre otros muchos problemas sociales.

De ahí que la persona, familia u organización que no sea responsable estará sujeta al fracaso y la mediocridad. Usted, ¿qué tan responsable es en su hogar, trabajo y comunidad?

El autor es director de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte.

Presidente de Grameen de la Frontera. @rafaelroblesf