Prefiero más vidrios rotos, que más personas rotas
El autor es comunicólogo y creador de contenido independiente.
Ante la lamentable noticia del tercer y muy reciente feminicidio aun en medio de la contingencia sanitaria en Sonora, es evidente que aunque muchas cosas hayan cambiado en estos últimos meses, hay problemas que siguen enquistados muy en lo profundo de nuestra sociedad.
Cada vez que aparece una nueva noticia de esta índole, surgen los debates sobre las manifestaciones y movimientos, además, siempre hace aparición una pregunta en particular:
“¿Y tú qué opinas de esto?”.
Creo que mi opinión es irrelevante para aquellas personas que han sufrido la pérdida de un ser querido de una manera tan violenta, y que si no he atravesado por la misma situación que alguna de estas mujeres, no tengo ni la más mínima idea, aún ni la más remota, del dolor por haber perdido a una madre, a una hija, a una hermana, o a una amiga.
Tampoco puedo entender el simple hecho de que por ser mujer te sientas expuesta, desprotegida y amenazada en todo momento; lo que yo piense no es lo importante, sino entender que atravesamos desde hace décadas una crisis de seguridad y educación terrible como país.
Es posible que puedas o no estar de acuerdo en las maneras y métodos, pero creo que debemos estar de acuerdo en el objetivo, el cual es que llegue a su fin la injusticia, la impunidad, la corrupción, el encubrimiento, las violaciones, el acoso, el abuso y todo lo que amenaza la vida de las mujeres.
Si decimos estar en contra de este tipo de manifestaciones, entonces ataquemos la raíz y no sólo las ramas, ataquemos la raíz de las manifestaciones y no la manifestación en sí (te aseguro que no tendrás que preocuparte más porque estas manifestaciones "interrumpan" tus planes o rompan algunas macetas en el camino).
Y si no soportamos ver paredes rayadas y vidrios rotos, tampoco soportemos ver cómo le transmitimos a nuestros hijos un corazón y una mente rota, indiferente, apática y egocéntrica.
Que nuestra lucha no se convierta en algo tan superficial como de hombres contra mujeres, sino de algo más profundo, algo espiritual, que sea de paz contra violencia, de justicia contra injusticia, de unidad contra división y del bien contra el mal.
Y si estos movimientos despiertan algo en nosotros, que no sea aversión, sino conciencia de que necesitamos cambiar con urgencia algo en nuestra sociedad, empezando con la educación desde nuestros hogares.
Seamos hombres o seamos mujeres, como nos vendría bien un poco de empatía, compasión y amor por el prójimo, para entonces entender, que más que gritos sin sentido, son gritos de personas pidiendo auxilio.
Prefiero más vidrios rotos, que más personas rotas… qué bueno sería que en este país lo único que se haya roto alguna vez fuera vidrio.
El autor es comunicólogo y creador de contenido independiente.
FB: Efrén Adrián-IG: Efrenadriansf.