¿Por qué extraño tanto el cine?

El autor es crítico de cine.

El entrar a un edificio en el que domina el aroma a mantequilla, comprar un pequeño ticket de papel y sentarme en un auditorio oscuro rodeado de extraños, en silencio mientras nuestra mirada se fija en una enorme pantalla a punto de ver algo completamente nuevo.

Pronto se cumplirá el primer mes en la historia en la que las salas de cine de todo el mundo se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas, debido a la actual pandemia de Covid-19. He ido al cine, bastante, desde que tengo memoria. Mi primer recuerdo se remonta a mis 3 años cuando, agarrado de las manos de mis padres, entraba a una sala a ver Monsters, Inc.

Incluso si la película en cuestión no es la mejor, el ir al cine es casi una tradición sagrada. Una tradición de más de 100 años, que inició cuando la gente aterrada se agachaba para esquivar lo que veían en pantalla.

Hoy en día con cines de lujo, algunos que nos tratan como si fuéramos la persona más importante del día con asientos reclinables y comida de un restaurante, mientras que otros parecen instalaciones de un parque de diversiones, con pantallas gigantes y efectos especiales. Y de repente, lo perdimos todo.

Mientras que los estudios de cine reacomodan sus estrenos y las plataformas de streaming buscan aprovechar el enorme mercado a su repentina disposición, quedamos con una innegable verdad: no es lo mismo.

Sí, ir al cine hoy en día presenta muchas desventajas. Para un padre de familia llevar a sus hijos y esposa a ver Trolls 2 puede costarle a hasta mil pesos entre boletos, palomitas, sodas, dulces, etc., mientras que una suscripción de Netflix es solamente 99 pesos y puede disfrutarlo en el sillón de casa ante una pantalla 4K. Sin embargo, los seres humanos, en el fondo, somos sociales por naturaleza. Y el cine fue creado para ser una experiencia social compartida.

Ver Halloween no habría sido lo mismo sin los gritos y saltos de cientos de extraños en tensión colectiva, Star Wars no hubiera sido el fenómeno que fue sin los millones de fanáticos aplaudiendo al unísono ante la destrucción de la Estrella de la Muerte. El cine nos invita a compartir nuestras emociones, celebrarlas y por un momento, existir en la armonía que nos presta su narrativa.

Esta pandemia nos está obligando a realmente apreciar muchas cosas que tomamos por hecho. Ir con nuestra pareja a nuestro restaurante favorito, salir en familia al parque, y sí, disfrutar una buena película. Y lo extraño, al igual que ustedes. Y sin duda alguna, en cuanto las autoridades de salud declaren que sea seguro entrar nuevamente, digo con toda confianza: tengo ya mi boleto en mano.

El autor es crítico de cine.

pablobeal08@gmail.com