Paso a paso
El autor es licenciado en Ciencias de la Comunicación.
El ritmo de vida que vivimos es una maratón de cien metros en el que se supone que solo tienes una oportunidad para triunfar o morir en el intento, donde solo tienes “un chance” para
hacer las cosas.
Cuántas ocasiones nos han indicado que pensemos muy bien qué vamos a hacer porque solo se vive una vez y no podemos darnos el lujo de equivocarnos. Debemos ser un ejemplo de orgullo para nuestros semejantes.
Pero qué sucede cuando vivimos con una idea en que debemos hacer las cosas perfectamente, no las disfrutamos, me atrevo a decir que odiamos lo que hacemos por no lograrlo como una
persona nos dijo cómo tenía que ser el resultado.
Y es tan común, un caso sencillo, la escuela. Al principio veíamos con extrañeza a una mujer de más de cuarenta y tantos años estudiando el primer año de universidad, pero es de mi admiración que a pesar de los años disfrutó el proceso como nunca, hasta más que yo, se los aseguro.
Y solo con esa pequeña muestra, me sirvió que esta vida no es una carrera de cien metros en donde debemos luchar por llegar primero que el otro corredor, todos corremos a nuestro ritmo.
Y lo más importante y lo que casi nade menciona, hay que disfrutar el trayecto que cuando lleguemos a la meta que establezcamos nos sintamos orgullosos como si hubiéramos ganado la copa del mundo.
No te sientas mal si no has terminado como los demás, a fin de cuentas, tú decidiste el ritmo que lleva tu vida, disfruta que esto no es un maratón de cien metros, sino de toda la vida, disfrútala.