Neoliberalismo y Consenso de Washington

El autor es Internacionalista.

Debido al reciente fallecimiento del notable Economista Angloamericano John Williamson, autor del recetario de estrategias económicas que los organismos económicos internacionales recomiendan a los países en vías de desarrollo, el mundialmente conocido como: “Consenso de Washington”, retomamos este tema que también sustenta el concepto del mal llamado neoliberalismo.

Fue hace 33 años cuando Williamson acuñó el término del Consenso de Washington, al sugerir un conjunto de reformas de política económica, para que los países en vías de desarrollo,

mejoraran su competitividad y aceleraran el crecimiento económico. Sin embargo, después siempre se lamentó de que los gobernantes de los países subdesarrollados mal interpretaran

y corrompieran sus recomendaciones de política macroeconómica.

Igual trató de rescatar sus aportaciones científicas del  mal uso que han hecho de sus ideas tanto los ideólogos neoliberales pro libre comercio, como los dogmáticos activistas globalifóbicos proteccionistas.

A finales de los años ochenta, Williamson organizó una serie de conferencias con mandatarios y líderes latinoamericanos, para exponerles su decálogo de recomendaciones de mejores prácticas

económicas que incluían: la disminución de los déficit comerciales y fiscales, reducir los niveles de endeudamiento gubernamental, abatir la inflación, proteger los derechos de propiedad, impulsar el comercio libre, restringir los subsidios, promover la inversión extranjera para capitalizar a la nación, invertir en obras de infraestructura; y canalizar mayores recursos de inversión a la salud, nutrición, empleos y a la educación e investigación científica y tecnológica.

Para mediados de los noventa muchas naciones habían adoptado el recetario incluyendo terapias de shock económico como en Rusia. Aquí destacamos que México es uno de los principales alumnos que instrumentaron estas recetas, y que las sigue aplicando hasta la fecha. Países de tendencia socialista como Albania, Viet Nam y Nicaragua, las utilizan plenamente.

Williamson, brillante economista más pragmático que teórico, fue un feroz enemigo del neoliberalismo, sobre todo opuesto a la desregulación de mercados y al creciente poder de los conglomerados financieros mundialistas que explotan a los sectores productivos y a la sociedad en su conjunto.

También se opuso a la corrupta e indiscriminada privatización de sectores estratégicos, como la que sufre México. Así que no confundamos el Consenso de Washington con el capitalismo

salvaje que sugiere el mal llamado neoliberalismo mexicano. Ahora bien, contrario a lo que el gobierno, y unos analistas opinan al culpar reiteradamente de todos, absolutamente de todos,  nuestros crónicos, múltiples, añejos, complejos y muy diversos problemas, al ignoto fenómeno nebuloso, y en México mal llamado neoliberalismo, nosotros consideramos que ésto (lo que sea)

no es así.

Algunos académicos repiten e insisten que, en los últimos 50 años de “neoliberalismo devastador”, aquí se ha empobrecido al 60 % de la población mexicana. También desatinadamente la Directora del Conacyt, quien debería ser instruida, declaró que la ciencia en México no es la adecuada porque es una “ciencia neoliberal”.

Un científico académico experto en Covid-19, expresó que todo el sector salud se había desmantelado, corrompido y prostituido por “culpa del neoliberalismo”; y, seguido se expresan estas erróneas declaraciones, culpando a ese diabólico y confuso fenómeno mal llamado aquí “neoliberalismo.”

Esto es el villano favorito del gobierno federal, pero no proponen algo mejor. Ya en dos artículos anteriores hemos argumentado que en este período de medio siglo, los diversos sistemas o modelos socioeconómicos que se han tratado de instrumentar en México, nunca han sido liberales, de libre empresa o de libertad económica, y lo que erróneamente se ha intentado ha fallado estrepitosamente.

El autor es Internacionalista.

Catedrático de Relaciones México USA en UNISON

lugallaz51@gmail.com