‘Marriage Story’ y dilemas generacionales
La autora es guionista, Maestra en Arte - Escritura de Guion por la Universidad Napier de Edimburgo.
(contiene 'spoilers' de la película de Netflix)
Supongo que se da por hecho que debo amar el cine. Esa conjetura es correcta, aunque debo confesar que le tengo más amor a la televisión.
En gran medida, debo mi apreciación del cine a mi mamá—mi persona favorita en el mundo—quien me presentó las grandes películas y me contagió su buen gusto. Juntas disfrutamos de títulos que compartimos como favoritos.
Hemos visto Sensatez y Sentimientos (escrita por Emma Thompson, dirigida por Ang Lee) tantas veces juntas que ya nos fijamos en detalles minúsculos y comentamos cosas que apenas nosotras entendemos. Tomates verdes fritos es otra de nuestras favoritas.
Sin embargo, conforme he ido creciendo y cambiando, tanto de edad como en mi educación cinematográfica, nuestros gustos se han distanciado un poco. Hasta la fecha ella no entiende qué le vi yo a Birdman (de Alejandro González Iñárritu) y yo no comparto su gusto por When Calls the Heart (serie de Hallmark canadiense).
Esto se manifestó fuertemente el otro día cuando mi mamá hizo un comentario respecto a la película de Noah Baumbach de Netflix Historia de un Matrimonio.
“No es la historia de un matrimonio, es la historia de un divorcio”, comentó ella en un tono que me pareció de disgusto.
Yo le pregunté si separaba el título, que si le gustó la historia. Me dijo que sí, hasta cierto punto, aunque le parecía muy absurdo el motivo de la separación de la pareja conformada por Charlie (Adam Driver) y Nicole (Scarlett Johansson).
Justo hace unos días hablaba con una amiga (Millennial como yo) sobre lo mucho que había empatizado con Nicole. Ambos cometen errores, pero entendí por qué se quería separar de él.
El personaje de Charlie me frustró muchísimo. Hasta el final, él no hacía un esfuerzo por empatizar con los motivos de Nicole ni reconocía sus faltas, ya ni hablar de que se disculpara.
A mi madre, mientras tanto, le pareció que Nicole retenía al niño, y que ella interpuso su carrera a su familia. Dijo que Charlie “no estaba como para tirarlo a la basura”. Supongo que vio una relación en la que se podía trabajar y quizás valdría la pena hacerlo.
Me di cuenta de que discutíamos sobre una diferencia de opinión no de la película, sino sobre el divorcio.
Una película puede ser ficción, pero las fibras emocionales que toca son muy reales. Nuestros ideales y opiniones influyen en nuestra apreciación de las historias que consumimos. La generación de mis padres y la mía ven el divorcio de manera muy diferente.
Supongo que porque nunca he estado casada ni he visto tantas historias de matrimonios tan de cerca, se me hace más fácil ver la historia de una separación ya que no entiendo realmente lo que implica. Debo admitir que la arrogancia de mi relativa juventud me gana de vez en cuando en estas discusiones, así que como dirían en inglés, “acordemos no estar de acuerdo”.
De cualquier forma, siempre tendremos Sensatez y Sentimientos.
La autora es guionista, Maestra en Arte Escritura de Guion por la Universidad Napier de Edimburgo.
Twitter @alexamenexa