Los videojuegos: la niñera perfecta

La autora es directora General Alpha y Aurora Adicciones

Lamentablemente, las largas jornadas de trabajo, el perseguir una posición económica estable, entre otros factores, nos han llevado al “abandono” prácticamente de nuestros hijos, por eso los videojuegos se han convertido en la niñera perfecta que nos “asegura” que no saldrán a “peligrar” a la calle, pero las personas que desean dañar a otros son tan revolucionarias que se van adaptando a las nuevas actividades y en los lugares y momentos que se ven más vulnerables nuestros hijos.

Éstos los hacen víctimas de la extorsión, de la pornografía infantil, del secuestro,solo por mencionar los más graves. Ahora bien, nosotros como padres no vamos a la par de los delincuentes, ya que les proveemos las necesidades a nuestros hijos, mas no conocemos del tema. Les puedo asegurar que los hijos del 90% de los que están leyendo tienen video juegos y no conocen ni la cuarta parte de su funcionamiento; pero el delincuente sí, él se dedica a conocer hasta el más mínimo detalle para de esta forma llevar a cabo sus necesidades de delinquir.

Decimos amar a nuestros hijos y si literalmente no sabemos “ni lo que traen en la mochila”, mucho menos nos vamos a dar cuenta cómo está su corazón. Las enfermedades mentales, la distorsión mental, los abusos, etc., provocan cambios en nuestros hijos, pero si no somos capaces de ponerles la atención adecuada, de justificar diciendo “es la adolescencia” y por falta de tiempo, de

paciencia, de interés, no le ponemos atención a esos detalles mínimos, ¿qué vaa pasar?

Nuestras instituciones están atendiendo pacientes con drogadicción. Hay un sinfín de adicciones que son consecuencia de lo que hicimos con nuestros hijos de pequeños y ya está rebotando a edades de 15 a 21 años; con jóvenes adictos a la pornografía, a los videojuegos, con una locura y distorsión mental que te sorprenderías.

No estamos cuidando a  nuestros pequeños, no les estamos poniendo la debida atención posible, no les estamos dando tiempo de calidad, no estamos escudriñando sus sentimientos, su corazón, no les estamos poniendo límites.

La ignorancia es el peor de todos los males, pero considero que hay un segundo peor, que es la pereza: no queremos salir de nuestra zona de confort, no queremos adaptarnos a la evolución de la sociedad para proteger a nuestros hijos.

Las adicciones ya no son casos aislados; ya están en nuestro hogar, ya están en la casa del vecino. Nuestros hijos son los más vulnerables y es lamentable ver cómo mentes tan brillantes, cómo corazones tan nobles, cómo niños que alguna vez soñaron, ahora se truncan por esta enfermedad que es la adicción; todo por no habernos informado a tiempo, por no haber actuado a tiempo, todo por ignorancia del tema, todo por no creer, todo por sentir culpa de nuestros errores.

Somos seres humanos, papás. Todos nos equivocamos, pero también podemos ser recipientes y salir adelante. Nuestros actos definirán el respeto que nuestros hijos nos tengan. La humildad y el pedir perdón también se ven reflejados en ese respeto.

Te invito a que voltees a tu alrededor, que dejes por un momento de stalkear a esa persona, que dejes el chisme con la vecina, que dejes el trabajo, que dejes a los amigos, que dejes a los familiares y voltees a ver a tus hijos, ¿realmente conoces lo que hay en su corazón? Habrá vacíos inevitables que por circunstancias tengan que crecer con ellos, pero eso no se llena con cosas materiales, no

se llenan con comida, no se llenan con sustancias, no se llenan con medicamentos, se llenan con amor, se llenan con una identidad espiritual, se llenan con paz.

Papá, mamá, sana tus culpas y atiende a tus hijos. Dales tiempo de calidad, confía en ellos, ponles limites, edúcalos, incúlcales el respeto, el amor, pero con el ejemplo. Cuida tus palabras delante de ellos, busca tu estabilidad emocional en ti mismo, en tu poder superior no en tu pareja, en tus amigos, en tus padres. Suelta, ama, dedícate, confía.

La autora es directora General Alpha y Aurora Adicciones

auroraadicciones@hotmail.com