Los ídolos de la calle 10

El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.

En el futbol callejero deseábamos ser delanteros, y la bronca empezaba cuando llegaba la hora de elegir al futbolista que soñábamos ser al saltar a la cancha simulada por la calle diez de aquel caluroso puerto de Santa Rosalía, Baja California Sur.

La calle 10 de la avenida Carranza era invadida por Enrique Borja, Pata Bendita, Pichojo Pérez, Monito Rodríguez, López Salgado y el más grande portero: El Gato Marín.

Eran encuentros aguerridos entre América de calle 9 contra Cruz Azul de calle 10, de esos partidos que ganaban quien anotaba el último gol, para después tomarse una Vita de fresa.

El futbol genera emociones e identidad, la infancia es una esponja que absorbe los estímulos de la interacción social; la familia y la televisión eran determinantes para identificarse con un equipo o una figura del balompié.

Cada generación tiene sus ídolos y el equipo de sus amores, no podía faltar el póster de la estrella en la habitación o forrar los libros de primaria con papel de periódico el Esto con imágenes de los consentidos del futbol.

Cuando supe que los Monarcas desaparecían de la Liga MX pensé en la niñez moreliana que creció idolatrando al goleador “Fantasma” Figueroa y a esa afición tan noble con el equipo que formó Nicandro Ortiz.

Cuando me entero de que Morelia desaparece para dar su lugar al Club Mazatlán FC, me acordé de Antonio “La Tota” Carbajal y exclamé: si el cinco copas viviera saldría de la tumba para reclamar a los directivos esa traición.

No pasaron muchos días para enterarme de que la “Tota” aún vive, me dio gusto saberlo cuando la prensa informaba su cumpleaños 91, y el exportero, con el amor que le tiene a Morelia, reclamó la desaparición del equipo que construyó porque él no sólo es un referente de los Monarcas sino también de una época del futbol mexicano.

La familia Salinas Pliego, dueño del equipo de futbol Morelia, con la sangre fría de un prestamista decide que la tierra Michoacana ya no da más, recoge balones y se traslada al puerto de Mazatlán para proseguir el negocio bajo el apoyo del gobierno que pone a sus pies un estadio nuevo construido con recursos del erario.

Los Salinas Pliego desaparecen a Monarcas, pero en una tierra con tradición futbolera como es Michoacán se levantarán para proseguir la historia de Morelia en el futbol mexicano.

Donde la cosa también está color de hormiga es en Cruz Azul, y el problema no es menor; la Unidad Inteligencia Financiera acusa a directivos de La Cooperativa La Cruz Azul de posible lavado de dinero y pone en situación de incertidumbre a uno de los equipos de mayor tradición en México.

El Cruz Azul es un club de convocatoria nacional, tiene seguidores en el más recóndito lugar de la geografía nacional como decía la publicidad de antaño.

Esa situación lejos está de los recuerdos del futbol callejero, ojalá que la crisis que vive La Cooperativa Cruz Azul no concluya con la desafiliación de la Máquina, porque mis amigos de infancia de la calle 10 quedarían en la orfandad futbolística.

El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.

Facebook: Deportes por Pepe Peralta