Lo que la cuarentena nos dejó
El autor es comunicólogo y creador de contenido independiente.
Cuando era adolescente recuerdo que en una ocasión tenía mucha prisa por llegar a mi destino, yo iba en la parte trasera del auto y les pedía a mis padres si podrían ir más rápido porque se me estaba haciendo tarde; para mi fortuna, nuestro auto coincidió con el cruce del tren y tuvimos que detenernos.
Para mí fue muchísimo tiempo el que estuvimos esperando a que el tren pasara, y por más que trataba de encontrar una manera de cruzar y llegar a tiempo a donde iba, me di cuenta de que ya no había manera, lo único que podía hacer era aceptar la situación y ser paciente.
Y quizá te preguntes ¿qué tiene que ver esta historia con la cuarentena?
Creo que este tiempo de aislamiento y suspensión nos vino a recordar que hay cosas en la vida que no podemos controlar, de la misma manera que yo no podía detener aquel tren o saltarlo; esta pandemia nos hace ver cuán frágiles y vulnerables somos, que por más que pensemos que tenemos todo controlado a través de agendas, planes o citas, viene una situación así y nos obliga a pausar nuestro ritmo de vida tan frenético y acelerado que lo único que produce en nosotros es el “ensimismarnos” y creer que todo gira alrededor de nosotros.
Aquel día cuando la fila de vagones parecía infinita, que por cierto no recuerdo cuál era el motivo por el cual tenía prisa ni a dónde iba o a quién me dirigía, lo relaciono con lo que nos sucede muchas veces en la vida, caemos en ese error, en correr sin detenernos a revisar nuestro camino, sin saber a dónde vamos o por qué tenemos prisa, estamos tan pendientes de tantas cosas que quizá al final de nuestros días no recordemos nada de lo que hicimos, pero ese tiempo perdido es suficiente para descuidar nuestra relación con nuestra familia, pareja e incluso con nosotros mismos.
Este tipo de acontecimientos repentinos, como lo son una pandemia, un accidente, o una muerte sorpresiva de algún familiar, siempre vienen a reordenar nuestras prioridades, y espero que no sea demasiado tarde para cuando nos demos cuenta en qué se nos fue la vida, ¿habrá sido en preocupaciones banales, en placeres insulsos, en experiencias intrascendentes?
¿O será que realmente lo aprovechamos amando a nuestros seres queridos?
¿No será que este tiempo de cuarentena, de suspensión y aislamiento en forma de ‘tren’ pasando frente a nosotros sea una oportunidad dorada para reordenar nuestra vida y prioridades?
¿Será momento de revisar nuestros “checklist” para ver si lo que tenemos anotado nos hace más egoístas o más solidarios?
Si nuestras prioridades definen quiénes somos, entonces ¿qué lugar de nuestra lista ocupan el amor y la empatía?
El autor es comunicólogo y creador de contenido independiente.
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