La verdad en tiempos de mentiras
El autor es Maestro en Educación y profesionista independiente.
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Bonito,¿a poco no? Ese texto escrito hace cientos de años, sigue vigente hoy. De entonces a la fecha la búsqueda por la verdad se ha transformado en una doctrina para la humanidad. Decenas de
civilizaciones, particularmente los griegos, usaron siglos de refl exión para esbozar la verdad como un principio filosófico que resultara práctico para todos.
Sin embargo, la verdad es y ha sido objeto de debate entre teólogos, filósofos y lógicos a lo largo del tiempo, considerándose un tema concerniente al alma y al estudio de una llamada psicología racional dentro del campo de la Filosofía. Por eso no es de extrañarnos que incluso entre quienes comparten la verdad relatada en la Biblia, todavía hay diferencias para aceptar su contenido tal cual.
Al parecer, la ciencia es la disciplina más aproximada a la búsqueda de la verdad, al tratar de separar lo cierto de lo falso. De ahí la expresión “todo tiene una explicación científica”.
La ciencia, sin embargo, ha tenido problemas para dilucidar la verdad en cientos de casos o creencias, particularmente en los acontecimientos históricos donde no existe registro alguno o no
hay conocimiento pleno.
Siempre habrá dudas, claro está, de que la verdad sea la que escuchamos y por nuestros propios intereses preferimos creer una mentira disfrazada de verdad. Así estamos con la mayoría de las noticias que vemos en estos días. Muchos ven datos, como decía en mi entrega anterior, mientras otros, más educados, ven información.
O bien, muchos ven verdades en las mentiras y otros tantos ven mentiras en las verdades. Es bastante complejo, ¿a poco no? La cuestión es que esta complejidad no es útil para la mayoría, sólo lo
es para quien le conviene la ausencia de la verdad y la asimilación de la mentira como si fuera un acto de fe.
Una sociedad perdida en sus objetivos y ensimismada en conflictos internos jamás avanzará. De hecho, así como en el principio de las sociedades industrializadas, donde sólo hay progreso cuando
todos los sectores avanzan al mismo tiempo, así la conciencia social debiera avanzar en una sola comprensión de las cosas y de la verdad.
Pero estamos lejos de eso mientras todos los índices en el sector educativo reporten sendas deficiencias. No me cansaré de decirlo: la educación es la clave. Y eso sí es una verdad, pero todavía hay
un interés de poder para que prevalezcan las mentiras y ese costo lo pagamos todos.
El autor es Maestro en Educación y profesionista independiente.
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