La rebelión de los médicos: primer paro nacional del 26 de noviembre de 1964
El autor es escritor e historiador. Estudiante de la Escuela de Derecho de la Universidad Unilíder.
(PRIMERA PARTE)
A mitad del siglo 20, principalmente en la década de los 60, se presentaron en México diversos movimientos que a mi parecer jugaron papel fundamental en una tercera ola democrática que en años posteriores derrocaría a aquéllos que por años conservaron el poder, y a su vez despertaron a toda una nación que por décadas se encontraba inconsciente en su totalidad.
Uno de éstos fue el movimiento médico del Issste, que inició en 1964 y culminó en septiembre de 1965.
A mediados de 1964, en la Ciudad de México un total de 175 médicos del hospital “20 de Noviembre”, al ver sus horripilantes condiciones de trabajo y al no recibir los tres meses de aguinaldo establecidos previamente en sus contratos, convocaron a un levantamiento de batas blancas.
Fue así como el 26 de noviembre los trabajadores del sector Salud se levantaron a defender sus causas, organizando el primer paro nacional.
Éste no fue un paro total, ya que los servicios de emergencia y de parto funcionaron con regularidad, esto en señal de respeto a la ciudadanía común, perdurando hasta el año siguiente cuando desapareció dicho movimiento.
El colectivo no quedó solo en su búsqueda por la justicia, con el paro se solidarizaron de inmediato los hospitales: Juárez y General de México, de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA); Colonia, del Servicio Médico de los Ferrocarrileros, y San Fernando, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Este conjunto se constituyó en sesión permanente, conformando la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (Ammri), fuerza independiente de todas las organizaciones sindicales
del momento, el final de la Presidencia de Adolfo López Mateos.
La mañana del 29 de noviembre, momentos antes de que la Ammri pronunciara sus peticiones, la reacción del Estado se puso de manifiesto: el sector Salud no podía parar, sin importar circunstancia alguna. No se permitiría.
Así, José Ángel Gutiérrez, entonces director del hospital “20 de noviembre”, anunció a la prensa su estrategia: llamaría a médicos de otros hospitales para dar continuidad a los servicios completos que ofrecía ese hospital.
¿Respuesta del Estado? Ese mismo mes un total de 210 médicos fueron cesados, provocando furia y enriqueciendo la ira de las y los protestantes. Tras un par de semanas en paro, el recién ingresado Díaz Ordaz organizó una reunión con los manifestantes el 15 de diciembre, donde escuchó todas y cada una de sus peticiones, entre las cuales se encontraban: participación activa en la elaboración de los programas de enseñanza y resolución satisfactoria de los problemas de cada hospital, entre otras. Para entonces, un total de 23 hospitales ya se habían unido
a la causa; tiempo después, serían 40.
Aunque la plática fue larga, sería y concisa, poco se logró. A las demandas se les dio su carpetazo, y la lucha siguió hasta septiembre de 1965, la pregunta sería la siguiente: ¿se logrará?
Por motivos de redacción y espacio, decidí dividir este tema tan fundamental para la historia moderna de México en dos partes, concluyendo con la pregunta previamente formulada el primer bloque, quedando así el segundo para la próxima semana, dejándole a usted la tarea de adentrarse un poco más en estos movimientos sociales, pilares del majestuoso, reconocido y trágico… movimiento estudiantil de 1968.
Fuente Bibliográfica: Archivos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.