La otra cifra
La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.
El coronavirus es hoy el tema que está en todos los medios, la sobremesa de las familias e incluso es trending topic en redes sociales. Todos los días se le dedica una conferencia de prensa (o informe técnico) a nivel federal y estatal. Los presidentes municipales salen también a hacer lo propio y hacerse visibles en esta batalla.
Al cierre de la semana los casos positivos a Covid-19 eran más de 8 mil y las defunciones 686. Esta cifra tiene en jaque a las autoridades del sector salud y a los ciudadanos en pausa, en casa, esperando a que pase la epidemia.
Se dice que la mejor vacuna es quedarse en casa y salir lo menos posible al exterior. ¿Pero qué pasa si tu casa es el lugar más peligroso? ¿Si ese diminuto virus es el menor de los problemas? Esa es “la otra cifra”, el indicador del que poco se habla. Muchas mujeres hoy tienen que permanecer en cuarentena con su agresor, situación que previeron muchos colectivos de mujeres al inicio de la estrategia nacional de sana distancia.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha declarado que, desde el 23 de marzo, fecha en que inició la estrategia para hacer frente a la pandemia, las llamadas por violencia intrafamiliar aumentaron en todos los estados, de un 60 a un 100%. Esto quiere decir que en muchos casos, se está atendiendo el doble de quejas por violencia dentro de los hogares. Sí, al parecer el confinamiento hace que los hogares se conviertan en lugares poco seguros para mujeres y menores de edad.
Y es que hay que recordar que en México mueren en promedio 10 mujeres cada día, cifra que supera por mucho a las muertes por coronavirus. Y ojo, no se trata de restar importancia a la pandemia, sino de que reflexionemos que el reflector no puede abandonar a las mujeres, menos ahora que se encuentran en confinamiento con sus agresores.
A veces me gusta imaginar qué sucedería si todos los días saliera un secretario de estado a dar las cifras de feminicidios y a rendir cuentas de la estrategia que se está llevando a cabo para acabar con este delito ¿Se imaginan? Y que posterior a la conferencia federal, viniera la de los estados para hacer lo propio, sin dejar de lado a las autoridades municipales que buscan con todo su esfuerzo el apoyo de la iniciativa privada y de la ciudadanía.
El modelo centinela acomoda muy bien no sólo para hablar de coronavirus, sino para explicar también la violencia contra las mujeres. No todos los casos son denunciados, pero con la información existente, podemos inferir que son muchas las mujeres que están siendo víctimas de violencia física, psicológica, sexual y económica. Y también debemos inferir que si a esto le agregamos la presión del encierro, se convierte en una bomba de tiempo.
No hay camas suficientes en los hospitales, no hay respiradores ni profesionales especializados; así como tampoco hay suficientes refugios para mujeres violentadas, ni suficientes personal capacitado en los ministerios públicos. No hay recursos para detener ninguna de las dos pandemias. Nuevamente las mujeres, nos convertimos en el sector más desprotegido.
Tal vez el coronavirus vino a enseñarnos muchas cosas y no solamente a ponernos en pausa. Quizás nos está demostrando que cuando existe voluntad, toda la fuerza del estado se puede alinear para resolverlo ¿Por qué no incluir entre las estrategias de reconversión de hospitales la habilitación de los albergues de mujeres? ¿Por qué al diseñar la estrategia para la reconstrucción de la economía, no incluimos acabar con el feminicidio como meta? ¿Por qué será seguro salir a la calle cuando la curva de coronavirus se haya aplanado, sin importar que la curva de feminicidios no baje?
El mundo ha parado por completo: las fábricas no producen, las escuelas están en pausa o en actividades virtuales; las oficinas han cerrado. Todo para salvar la vida de las personas. Pero no olvidemos esa otra cifra, esa que nos dice que la violencia de género cobra más víctimas que cualquier virus; esa que nos enseña que las mujeres nunca estamos exentas de morir a manos de quienes deberían protegernos. Una mujer cada 2.5 horas es asesinada, esa cifra también existe.
La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.
@PaulaTakashima