La inteligencia emocional

El autor es Presidente Nacional del Colegio Mexicano de Profesionales en Gestión de Riesgos y Protección Civil, A.C.

Indudablemente nos encontramos viviendo en una época con situaciones por demás complejas que requieren más que sólo nuestra capacidad intelectual para poder enfrentarla y salir avante.

¡Cuántas veces hemos escuchado la frase “actúa inteligentemente”¡ pero, ¿qué es la inteligencia?  Inteligencia proviene del término latín intellegere, compuesta de inter “entre” y legere “escoger”,

entonces etimológicamente significa “saber elegir”. Conociendo su origen, definirla en la práctica cotidiana puede representar, la capacidad del ser humano de asimilar, procesar, elaborar información y utilizarla para tomar decisiones que lleven a la solución asertiva de problemas.

Tradicionalmente la inteligencia se mantuvo separada de las emociones, pero con los años su alcance se ha ido incrementando y haciendo más compleja. En la Teoría de las inteligencias múltiples (Gardner H., 1983) se plantean ocho tipos: Lógico-Matemática; Lingüística-Verbal; Musical; Visual-Espacial; Corporal-Cenestésica; Naturalista; Interpersonal e Intrapersonal.

En tal sentido, todos los individuos requieren diferentes recursos para alcanzar el bienestar en sus diferentes ámbitos de su vida. Si bien es cierto que para lograrlo es importante desarrollar el intelecto que, permite adquirir conocimientos para desarrollarse adecuadamente, tampoco debemos excluir aquellos factores emocionales que hoy en día tienen un papel relevante para mejorar su desempeño y adaptación, ya que las habilidades sociales siempre estarán presentes en los ámbitos personal y profesional a través de las relaciones con otras personas.

La inteligencia emocional hace ese importante papel en el individuo, yaque es una habilidad que permite la gestión de las emociones y otorga dirección a las acciones. Para lograrlo, se debe trabajar arduamente en el fortalecimiento del autoconocimiento y la empatía como factores relacionados y fundamentales de la inteligencia emocional, en resumen, fortalecer el volverse una persona consciente.

El primer factor comentado es el autoconcepto, que son características en permanente transformación, que pueden enriquecerse, que conforman la imagen propia de la persona y la manera como

percibimos las propias habilidades, capacidades, emociones y apariencia; estas características se van construyendo desde la infancia y son influenciadas por muchas variables y circunstancias.

El autoconcepto se compone por un lado con la identidad social, relacionada con el sentido de pertenencia a los grupos sociales con los que convivimos, y por otro, con la identidad personal, o aquellos rasgos de la personalidad que nos hacen diferentes de los demás.

El segundo factor es la autoestima, y se refiere a los pensamientos, evaluaciones, percepciones y comportamientos dirigidos a uno mismo y a los propios rasgos físicos y de comportamiento, los cuales siempre deben responder a la siguiente pregunta: ¿cómo me siento conmigo mismo? Las personas que gozan de una autoestima saludable son capaces de comprenderse, aceptarse y

respetarse tal como son. Por el contrario, las personas con bajo nivel de autoestima se intimidan ante las demás personas y se sienten poco valiosas.

Es importante entender entonces, que para mantener una buena relación con los demás, es muy importante tener una buena relación consigo mismo. En resumen, para tener una inteligencia emocional adecuada y valiosa, es importante vivir de forma consciente, responsable, auténtica e integral.

El autor es Presidente Nacional del Colegio Mexicano de Profesionales en Gestión de Riesgos y Protección Civil, A.C.