La indiferencia ante la violencia
La autora es Licenciada en Psicología.
Si hay un tema del que se habla todos los días en las noticias, es acerca de la violencia.
En un clic nos llega por Internet todo tipo de fotografías de asesinatos, golpes, secuestros e incluso violaciones.
El tener acceso en segundos a este tipo de información nos ha hecho casi “acostumbrarnos” y ver esto como “normal”.
Algunos hasta han llegado a pensar y expresar: “ya mataron a uno(a) más”, “antes no pasaba esto, pero ahora hay que acostumbrarnos”, “ya desapareció otra”, “ahora hay que cuidar a las niñas porque se las están robando”, “nosotros nada podemos hacer, que el Gobierno lo resuelva”; así, cada día leemos y escuchamos diversos comentarios con respecto a esta situación.
De esta manera todos los días tomamos esas noticias con miedo al principio, con precaución por unos días y al final parece que como pueblo no “tenemos memoria”, todo parece quedar en el olvido, archiveros con denuncias llenas, casos sin resolver, familias destrozadas, personas que pasan a ser una “noticia temporal” y al final del año, una estadística más.
¿Pero qué pasa con todos nosotros?, ¿realmente estamos dejando pasar las noticias como si no pasara nada?, ¿estás viviendo una indiferencia ante estas situaciones?
Las emociones que llegamos a sentir, cuando vemos o escuchamos estas noticias, tienen que ver con la vulnerabilidad que cada uno de nosotros tenemos, y varía de acuerdo con nuestra historia, profesión o las situaciones que vivimos.
Por ejemplo, si creciste en un hogar donde hubo golpes, este tipo de noticias te va a impactar de forma diferente a quien jamás ha vivido esas experiencias.
Sin embargo, mostrarse indiferente ante esto que estamos viviendo es cada vez la manera más simple de evadir el dolor colectivo.
La indiferencia está asociada a la insensibilidad, desapego o frialdad, es un estado afectivo “neutro” como si la persona, que está indiferente no sintiera nada.
Pienso que la indiferencia absoluta no es posible, más bien es la manera en la que muchas personas están insensibilizándose para no involucrarse emocionalmente ante situaciones que tal vez no puedan ayudar a resolver, por lo tanto, tal estado, está siendo un mecanismo de defensa para sobrevivir y así poner un escudo o coraza.
Como sociedad podemos apoyar a las familias que han vivido pérdidas, poder acompañarlos y respetar lo que están pasando, sin juicios, ni queriendo encontrar falsas explicaciones.
Orientar a las nuevas generaciones de las consecuencias de cada acto e incluso palabras, buscar la manera de ayudar hasta donde sea posible, y sobre todo, buscar la paz, desde nuestro hogar, hasta la sociedad.
Hacer una red de apoyo para ver cómo podemos cuidarnos y “despertando” ante situaciones que ocupan nuestra atención.
La autora es Licenciada en Psicología.
psic.gladys12@gmail.com