Hacer el bien sin mirar a quién

El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación.

Es un sentimiento tan satisfactorio el saber que contribuiste a que una persona, ya sea un amigo, un compañero del trabajo o una persona que necesitaba tu ayuda en la calle, lograra resolver

su problema o necesidad gracias a nuestra ayuda.

Y es que, más que nada es una satisfacción en el alma, al escuchar que gracias a nuestra ayuda, mucha o poca, logramos que una persona, no lo sé, pudo llevar alimento a su familia, logró comer el día de hoy o se acabaló para el pasaje e irse a su casa.

Incluso, este tipo de actividades altruistas nos sirve para darnos cuenta (a menos es lo que he notado) que muchas ocasiones, nuestros problemas no son nada comparándolos con los de otras personas, que tal vez le diga a su familia, que probablemente no haya qué comer.

Claro, tampoco mi intención es hacer saber que por el simple hecho de que estamos en un estatus privilegiado, si nos encontramos estudiando o tenemos empleo, entre otras razones, nos sintamos culpables o miserables al renegar de las injusticias que se susciten en nuestra acontecer, tampoco es por ahí.

Pero tampoco nos hace daño ver por las personas que probablemente tengan necesidades un poco mayores a las nuestras y ver de qué manera podemos contribuir, esa persona que está pidiendo comida en la esquina, la persona que busca la manera de poder trabajar, no nos hace mal ver por ellas y saber cómo podemos ayudarlas.

Este mundo da muchas vueltas y puede dar giros inesperados en nuestras vidas. Por ello, es importante ayudar a quienes más nos necesitan, lo mucho o lo poco que podamos contribuir, créeme,  que se será bastante agradecido. Hagamos el bien, sin mirar a quién.

El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación.