¿Fe en los mexicanos?
La autora es directora de Voz Empresarial
¿Qué es creer? Considerar algo como verdadero y cierto. Tener fe es estar seguros que sucederá eso que se espera, eso en lo que se cree. A las personas de fe de hoy nos toca vivir en un mundo en donde muchas personas han desplazado a Dios de su vida y viven como si no existiera, muchos incluso niegan explícitamente su existencia.
La increencia, indiferencia, ateísmo, nos rodean y acechan nuestra vida de fe. Como nunca el vacío ha rodeado la faz de la tierra, y donde existen más de 300 millones de personas adictas
en el mundo y sin un propósito claro de sus vidas, la pandemia recrudeció el dolor de su existencia. Se busca afanosamente quién llene el vacío y las drogas han hecho su labor.
Ahora estamos viviendo un momento donde no hay vuelta ni regreso, si se continúa con esta visión “transformadora” del país. Ser mexicano es tener un sentido de pertenencia, regocijarse con la patria y evocar este sentir en todos los momentos, especialmente cuando alguien o algo altera la paz y la seguridad de nuestro país.
Ser un buen mexicano es ser honesto, leal, valiente, trabajador, respetuoso, educado y responsable. ¿Dónde ha quedado esta afirmación? La actual polarización que vive México y Sonora, reafirmada desde el poder y magnificada por las redes sociales y el mundo digital, donde la postverdad es la verdad y las personas están cada vez más enojadas y reafirmando posiciones que se han repetido todos los días y se vuelven verdad.
Ahora México se está regresando a escuchar una solo voz, se trabajó durante 30 años para que se escucharan las voces disidentes y ahora se están convirtiendo en antipatriotas o enemigas.
La diversidad que enriquece a la patria ahora es decantada y acusada, Octavio Paz decía que el caudillo y el Señor presidente se inspiran en una sociedad machista, donde el varón es el mero mero y abandona a su familia, pero es perdonado y respetado porque no se raja y la autoridad mexicana se inspira en estos extremos.
A las mujeres en este gobierno ni se les entiende, ni se les escucha, su inferioridad es constitucional y radica en su sexo, en su herida que jamás cicatriza, dice el gran y laureado Paz. Toda la historia de México desde la Conquista, y ahora que se festejarán los 200 años de la Independencia, hemos estado en la búsqueda permanente de nosotros mismos, deformados o enmascarados, con creación de instituciones extrañas que nadie confía y nadie respeta, porque las volvieron débiles y las que subsisten las quieren desaparecer.
El mexicano podrá doblarse, humillarse, agacharse, pero jamás “rajarse”, esto sería el desastre porque permitiría que el mundo exterior penetrara en su intimidad y los mexicanos jamás lo harían, dice Octavio Paz.
Y solo veamos cómo la pandemia vino a matarnos y nadie dice nada, solo voces que se consideran locas y fuera de sí. Los trapos los lavamos en casa, aunque nuestro país esté de luto, casi 500 mil defunciones por covid no aceptadas y miles de asesinados por el crimen organizado.
Estamos en guerra contra el crimen organizado, que tiene ondeando su bandera desde hace 100 años, y que ahora se le deja ser con una estrategia que dice que no hay guerra, solo abrazos y buena fe desde el poder.
¿Hasta cuando dejaremos de ser tan chingones, y le partiremos el poder a los malos gobiernos? Este 6 de junio esperemos no sea una mascarada y una afrenta a nuestra democracia. Creo en los mexicanos con su sentido común, y en su amor por la libertad, defenderán sus garantías y derechos logrados con tanto dolor y ante tanto poder de sinvergüenzas que ahora crecen como hongos.
¿Apostamos?