‘El que pega primero, pega dos veces’
El autor es Licenciado en Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.
Mi padre decía: lo difícil de un negocio es hacer el punto, para lograrlo hay que saber iniciar.
Los escritores reconocen que una de las situaciones difíciles de su oficio es ver la página en blanco y darle vida.
Los corredores de 100 metros planos consideran que para ganar una carrera es clave la salida, y para ello practican mucho para tener un inicio explosivo.
Lo nuestro fue amor a primera vista atestiguan miles de historias.
“El que pega primero, pega dos veces”, dice el refrán.
El inicio también es importante para la comunicación en público, hay que ganarse a los asistentes desde los primeros minutos.
No hay peor situación que perder a la audiencia al principio de la exposición, complica la ruta y distrae al orador.
Para no tener una experiencia de esa naturaleza, es recomendable planear el inicio para ganarse a los escuchas en los primeros minutos.
Siempre es mejor conectar con la gente desde el principio, estimula la autoestima y avizora el camino.
¿Cómo saber si se tiene una buena apertura?
La observación es la mejor arma que tiene el orador para saber si desde el comienzo conecta con la audiencia.
La observación implica poner en juego las competencias de ver y escuchar, habilidades esenciales para la comunicación.
Sin embargo, en la comunicación pública la habilidad de observar en muchos casos está ausente por la preocupación que tiene el expositor en el contenido.
El orador, por estar pensando más en la necesidad de expresarse bien, pierde la oportunidad de hacer click con el público.
La observación permite leer el lenguaje corporal, detectar miradas y posturas para medir el ánimo de la audiencia.
Observar es una competencia esencial para la comunicación, ayuda a evaluar el momento de la interacción para saber si se va por la ruta correcta.
El lenguaje corporal de los asistentes es el mejor espejo para saber si se ha tenido un buen arranque en la exposición.
No hay algo más feo para un orador que sentir que le está hablando a las paredes, y mirar una audiencia inerte.
Es común que los expositores en vez de preguntarse por qué no tuvieron el inicio esperado, tratan de excusarse en la pasividad del auditorio.
¿Cómo tener un buen inicio ?
El comienzo es fundamental, pero son los momentos más difíciles por la ansiedad en el orador.
La clave es evitar la angustia de inicio, para tener tranquilidad que ayude abrir fuerte y atraer la atención, porque recordemos que la primera impresión es la que cuenta.
Hay fórmulas de inicio que recomiendan los especialistas para tener una buena apertura, ejemplos: Una pregunta, testimonio, pequeña historia, estadísticas y una cita memorable, entre otros tips.
No hay receta mágica que garantice un comienzo espectacular, las fórmulas de inicio hay que verlas como sugerencias.
Para tener un arranque exitoso, planee la etapa de apertura para conectar desde el principio con la audiencia, porque como dijo el filósofo griego Séneca:
“Quien da pronto da dos veces”.
El autor es Licenciado en Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.
FB: @SoyPepePeralta