El problema del señor Óscar

La autora es guionista, Maestra en Arte - Escritura de Guion por la Universidad Napier de Edimburgo.

Cada año, entre febrero y marzo, Hollywood entrega los premios más prestigiosos de la industria cinematográfica estadounidense y quizás de todo el mundo. Es el evento más glamuroso, donde la créme de la créme se reúne para para ver entregar la estatuilla más codiciada para lo mejor del cine del año anterior.

Pero… ¿sí será lo mejor del cine?

Año tras año se escuchan quejas y críticas de diferentes naturalezas en ésta, la “temporada de premios”. Desde quienes se quejan de que tal o cual película fuera ignorada o, del otro lado del espectro, quienes reniegan de que son películas aburridas que nadie ve a las que premian.

Este año las críticas se han ido hacia la escasez de personas de color y la ausencia de directoras mujeres entre los nominados. Esto aún levanta controversia entre la gente en las redes sociales y en conversaciones comunes.

“Es que las feministas/los negros quieren trato especial,” es algo que he escuchado a gente decir en voz alta. “Es que se trata de encontrar a los mejores y si ellos no fueron los mejores pues lo siento mucho.”

*Suspira para tomar paciencia*

Debo admitir que esta discusión me parece frustrante. Si alguien no ve ningún problema en que, año tras año, la misma demográfica sea nominada y premiada, pues ¿qué les puedo decir?

Sólo hace falta ver al público durante una transmisión de los premios. O mejor aún, mira una lista de los ganadores históricos. Es muy iluminador. Ciertamente si vemos al pasado, encontraremos que había pocos papeles para actores de color, y ni hablar de directoras o escritoras, eran muy pocas y menos prestigiosas.

En ese sentido, es importante recalcar que esta conversación que se tiene cada año de enero a marzo, no se puede quedar solo ahí. Debe ser una conversación constante.

Hablar de ello sólo cuando anuncian nominaciones y entregan premios es como hablar de la tapa del pozo mientras el niño se está ahogando.

Y lo que es más: las conversaciones son muy buenas, pero aún mejor son las acciones. Acciones concretas y conscientes para admitir más voces, para impulsar trabajos de mujeres y narrativas diferentes. La historia nos enseña que sólo las personas con más poder pueden hacer esto.

Ahora, habiendo dicho esto, este año hubo más diversidad y más mujeres directoras que nunca. Los premios Óscar ignoraron completamente a Lulu Wang y su película The Farewell, nominaron la película y el guión de Mujercitas, pero no a su directora Greta Gerwig. Lupita Nyong’o entregó una excepcional actuación en Nosotros que no figuró tampoco entre los considerados. Esto es sólo por nombrar algunos ejemplos.

Quizás en años anteriores se pudieron haber refugiado en que no había suficientes mujeres o personas diversas con trabajos allá afuera. Pero este año había de dónde escoger, y sin embargo la Academia se fue por los consentidos de siempre, por el mismo tipo de historias, los mismos géneros. No había excusa, y sin embargo he escuchado y leído muchas en los días que tiene la información allá afuera, lo que me hace preguntarme cuánto falta para que Hollywood, la Academia, y nuestra percepción de todo esto cambie.

La autora es guionista, Maestra en Arte - Escritura de Guion por la Universidad Napier de Edimburgo.

Twitter @alexamenexa