'El problema de no saber cómo'

El autor es papá, escritor, conferencista, consultor, podcaster

¿En qué lugar se reúne la mayoría?

— En la taberna, la única taberna de la aldea joven, ¿en dónde más? Meredith agradeció al anciano por su valiosa información. La taberna estaba repleta de campesinos. En silencio los  observaba mientras bebía una fuerte cerveza oscura.

Pensó que pasaría toda la noche de esta forma, cuando de repente pudo ver con claridad la respuesta a su predicamento; evitaría el debate abierto e intrusivo y se concentraría en lo que

mejor sabía hacer: conversar con desconocidos uno a uno.

Así que, armándose de valor, pasó por varias mesas en las que invirtió algo de tiempo y también dinero, porque había que rellenar el tarro de cerveza para animar la conversación. En su mayoría

escuchó quejas, lamentos de personas cansadas de vivir una vida de la que no podían escapar porque era la única que conocían.

No sabían hacer otra cosa. Toda su vida habían sido campesinos y no querían poner en riesgo a su familia intentando algo nuevo. ¿Quién llevaría el pan a su mesa, mientras tanto?

Estaban desde sus propias formas de ver la vida, destinados a pasar el resto  de su existencia de esta forma y lo mismo sucedería con sus hijos porque de esa forma los iban a educar, para también vivir del campo. Meredith los escuchaba con atención y de vez en cuando les interrumpía para decirles cosas como:  “No tengas miedo de intentar algo nuevo”, “seguramente habrá algo que sí te haga feliz”.

Al final todos los aldeanos le hacían la misma pregunta: ¿Por qué te interesa saberlo? Meredith entonces explicaba que había elegido como misión continuar con la labor del gran mago Merlín de enseñar a las personas del reino a descubrir su propia magia, una misión por la que estaba dispuesto a dar la vida.

“¿Entonces qué debo saber para lograr todo esto que dices?”, era la pregunta que el joven mago debía responder. Pregunta a la que contestaba: “Tú, que me estás escuchando, debes primero aceptar que tienes el poder de crear tu vida.

Después debes soñar con la vida que deseas tener y alimentar ese sueño, así como alimentas tu cuerpo diariamente. El siguiente paso es trazar un plan para hacer realidad el sueño y trabajar diariamente para que así sea. Pero lo más importante de esto es que cada cosa que hagas para que este sueño se haga realidad, la hagas manteniendo la ilusión, el deseo y la emoción en tu sueño”.

Esa noche Meredith habló con más de 15 personas. Terminó ebrio, pero satisfecho. Por eso no le molestó cuando el tabernero, al haberle reconocido como huésped de su posada, lo invitó a que se retirara a su habitación.

Al igual que las personas de esa taberna, muchos hemos tenido alguna meta o sueño que hemos deseado con vehemencia, pero a la que hemos tenido que renunciar en algún momento por no saber de qué forma hacerla posible.

Sin duda, el cómo es importante, necesario; pero más importante y necesario aún es soñar y comprometerse, porque cuando así sucede, tarde o temprano el "cómo” aparecerá en el camino, tal vez en una forma inesperada,  pero aún así, ideal para cada persona de acuerdo al camino que ha elegido.

El autor es papá, escritor, conferencista, consultor, podcaster

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