El amor en los tiempos de virus
La autora es Lic. Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora
El tiempo es ese señor misterioso que corre con prisa, nos deja olas de rutinas estresantes, es resbaladizo como mantequilla derretida, es celoso, es estricto, pero es también una vorágine de emociones de primeras veces, una nostalgia al voltear a verlo, una sonrisa ladina, y cuando la cosa se pone difícil, como lo es en estos días, tomar el tiempo con su respectiva calma es obligatorio, hay nuevas oportunidades de apreciar las pequeñas cosas de la vida y reinventar algunas primeras veces.
Nos llenamos de memes porque bueno, es inevitable, nos gusta reírnos, nos gusta en ratos pensar que la vida es una broma y que la cruda realidad no nos llega a golpear si nos estamos divirtiendo. Todo se vale, mientras se conserve la calma, la responsabilidad de protección es primero… las noticias nos llegan, vamos haciendo risas de nervios, vamos tomando las bromas en serio. El miedo no se ve, no se toca, ¡ah, pero qué peligroso es!... es más peligroso que la misma pandemia.
La paranoia es un estorbo que cuesta enfermedades, trastornos extraños, hipocondría, la situación cambia cuando las medidas se tornan exigentes. Te recomiendan no saludar de mano. Se prohíben los besos y abrazos, te recomiendan distancias de dos metros entre personas, habrá a quienes la demostración de amor físico se les complique. Para todo lo demás sigue ser creativos.
Ahora tienes tiempo. Tal vez lo pediste, tal vez no, pero ya lo tienes. Ahora nos llueven las opciones entre grupos de WhatsApp y otras redes sociales, los links de libros para descargar, muy buen momento para enamorarte más de la lectura, las sugerencias de juegos divertidos para con los hijos pequeños, buen momento para enamorarse de la sencillez de la familia, música, películas con mensajes "llegadores", iniciaciones para la cocina, la reparación de ese mueble -esto no lo podría dejar desapercibido, querido lector, puesto que lo mío lo mío es "raspar muebles"- si el medio me lo permite ya te lo contaré.
Volvamos al tema de los besos clandestinos, ¡ah, pero si no estábamos hablando de eso!, pero ahora que lo menciono, no hace falta ser Nostradamus para predecir ciertos abrazos, ciertos besos, ciertas reuniones clandestinas en las que cabrá la pena y la cordura para no agregar esas memorias de un día a las Instagram stories, no, eso no se deberá evidenciar, porque más que una falta de conciencia para algunos será una grieta moral, una falta de respeto al miedo.
Y eso, estimado lector, no se vale cuando estamos viendo a tanta gente que entre risas burlonas y los más bravos y léperos memes señala que no le teme a nada, pero no sale de casa. El tiempo nos está pidiendo aislarnos físicamente, y bueno, como dicen por ahí ¿quién soy yo para negarme a salvar a la humanidad desde la comodidad de mi pijama? De todos modos somos mortales y nuestra mortalidad nos alcanzará en algún momento del tiempo. Pero ahora, ahora tenemos tiempo.
La autora es Lic. Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora
CEO de i Latina Galería @ilatinagalería