Dimensiones de la comunicación y la construcción de la “realidad”
La autora es egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y Maestra en Ciencias Sociales por la Universidad de Sonora
Sostenemos y proyectamos diversos principios como la cultura, la cosmovisión, el sistema educativo, los valores y las creencias. Reproducimos, cual eco, un conjunto de elementos que integran nuestra existencia.
Actuamos estratégicamente, a veces sin conocer las reglas del juego, defendiendo determinados valores, determinadas ideas, generalmente impuestas y programadas por el sistema que nos regula. Conforme va pasando el tiempo, el aprendizaje y la experiencia siguen reconstruyendo y reforzando el conocimiento; algunas cosas se modifican, algunas otras se desechan o desaparecen, pero el cuerpo y sus sentidos siguen en constante comunicación con el entorno y con los demás.
Permanecen en constante reconstrucción y renovación. Nos adaptamos a ciertos cambios, algunos pueden ser difíciles y doloroso. Aprendemos, seguimos aprendiendo. A veces podemos elegir a qué información, acciones o personas exponernos.
A veces podemos ser selectivos con lo que escuchamos y vemos. Quizá los pensamientos no siempre podamos controlarlos, pero ciertamente podemos ayudar al complejo sistema de la mente y el cerebro para lograr mayor bienestar.
Para ello, es necesario comprender la importancia de la comunicación. Actualmente, nos exponemos a toda clase de información gracias a los dispositivos tecnológicos, las plataformas y redes virtuales. Recibimos gran cantidad de anuncios, ideas, formas de ser y existir. Desafortunadamente, mucho de lo que vemos, leemos y escuchamos provoca miedo, incertidumbre y confusión.
Esto con el tiempo se adhiere al grado que puede normalizarse o adoptarse. Esto sucede porque la mayoría de las veces, no se verifican las fuentes de información y caemos en la trampa de la información falsa que impera en nuestro tiempo.
Constantemente circula información engañosa sustentada con personajes influyentes, populares o científicos que en realidad nunca expresaron tal idea. Por ejemplo, a raíz de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud propuso el término infodemia para este fenómeno que califica como toxicidad de la infoxicación, capaz de crear una epidemia informativa colectiva.
Jürgen Habermas y su teoría de la acción comunicativa me resulta sumamente interesante como un acercamiento al entendimiento de la sociedad actual. Su perspectiva observa un mundo social donde la comunicación entre las personas sostiene la estructura básica de la realidad. Es decir, lo que expresamos cotidianamente son narrativas que mantienen determinada cultura, instituciones y contextos.
Y no solamente con el fin de entendernos y expresarnos, sino demostrando una pertenencia, un rol, un papel. ¿Qué comunicamos a los demás?, ¿qué discursos culturales, sociales y políticos estamos fomentando para sustentar la “realidad”?
La autora es egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y Maestra en Ciencias Sociales por la Universidad de Sonora
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