Defensores de derechos humanos
La autora es especialista en Derechos Humanos, Democracia, Niñez y Política Pública. Maestra de Derechos Humanos en la Academia de Policías de Toluca, Edomex.
Es importante darnos cuenta que, en la historia, los derechos humanos han sido, siguen y tendrán que seguir siendo defendidos por muchas personas en todo el mundo para que todos los podamos vivir, justo como lo hicieron en su momento líderes como Mahatma Gandhi en la India, Nelson Mandela en Sudáfrica, Martín Luther King, Eleonor Roosevelt, ambos en Estados Unidos; Olympe de Gouges en Francia, Eglantyne Jebb en Reino Unido, entre tantos otros.
Esto, a pesar de ser encarcelados, mandados a la guillotina e incomprendidos.
De forma más reciente, ahora vemos a niñas y mujeres jóvenes encabezando luchas por los derechos humanos.
Tenemos por ejemplo a Malala Yousafzai, una joven paquistaní que ha defendido la escolarización de las mujeres, a pesar de haber sido víctima de un atentado en el que casi pierde la vida a los quince años de edad.
De hecho, Malala fue ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2014. Ejemplos recientes de personas con convicciones firmes que defienden los derechos humanos, hay vastos, como la capitana alemana Carola Rackete, de 31 años, quien rescató en el Mediterráneo a 42 náufragos, llevándolos a puerto seguro en Italia y desafiando incluso al estado italiano, anunciándole:
“He decidido entrar al puerto. Sé a lo que me arriesgo, pero los 42 náufragos a bordo están al límite. Los llevo a salvo. Espero que las autoridades europeas e italianas entiendan la situación”.
Esto, en un contexto en donde la nueva ley aprobada por el Ejecutivo italiano refiere que cualquier ONG que entre sin autorización en aguas territoriales se expone a una multa de 50 mil euros y hasta a 15 años de cárcel; o la misma niña Gretha Thunberg, quien empezó manifestándose en su escuela en Suecia y ahora su mensaje y reclamo de atención urgente al medio ambiente lo han recogido muchos más jóvenes de los que quizás en algún momento imaginó.
Y es que, si hay algo noble y justo por qué luchar en el mundo, no me queda duda que son los derechos humanos.
Es por eso debemos valorar a esa gente que lucha por bienes valiosísimos para todos.
Grandes ejemplos siempre habrá e insisto, en todos los tiempos.
Ya estaba Eleonor Roosevelt en 1945 defendiendo que en el artículo 1ro. de la Declaración Universal de Derechos Humanos se cambiara el lenguaje, sustituyendo la frase:
“...todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos” por “...todos los SERES HUMANOS nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Fue ella, mujer, quien tuvo esta gran visión de usar la palabra correcta que no dejara de lado a nadie.
O Gandhi en la India con movimientos pacíficos por los derechos, ejemplo para el mundo, o bien, Luther King con su gran discurso en contra del apartheid.
Y es que como dijo Eduardo Galeano, el mundo es un mar de fueguitos y en ese mar, no hay dos fuegos iguales, hay fuegos grandes y chicos, hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Fuegos bobos que ni alumbran ni queman y otros que arden la vida con tantas ganas, que quien se acerca se enciende.
Y me parece que estos últimos fuegos que describe el uruguayo Galeano, que arden la vida siempre, serán siempre los defensores de derechos humanos, de todos los tiempos… para fortuna de la humanidad.
Es entonces su vida y lucha crucial para la humanidad, especialmente si tomamos en cuenta que los derechos humanos están irrestrictamente inmersos en la política y en ese vaivén de ideologías, de líderes que muchas veces ignoran el gran valor de los derechos humanos, pudiéramos retroceder y renunciar a tantas conquistas de derechos, a triunfos que derivan de verdaderas luchas históricas.
Es por ello que un principio elemental de los derechos humanos y que está en el artículo primero de nuestra Constitución Política es el de la progresividad y que nos exhorta a avanzar siempre en el alcance de los derechos.
Es precisamente en sentido de ese principio que debemos transitar.