¿De dónde salen tantos políticos?
El autor es Comunicólogo, creador de Contenido
Estoy seguro que, en el último mes, has omitido más anuncios que nunca en tu vida cada vez que te dispones a ver algo en YouTube ¿cierto?, y es que quizá logramos evitar que tanta propaganda política saliera de nuestras calles, pero pareciera que toda se mudó a nuestros dispositivos inteligentes… no hay escapatoria.
Sin duda, este bombardeo mediático (aunque hay que admitir que algunos spots son pegajosos) nos hace llegar al punto del hartazgo, es fácil darse cuenta de ello con sólo abrir nuestras redes sociales y ver tanta queja o burla al respecto. Y es que, siendo sinceros, parece que existe una carrera entre los distintos candidatos (sean de cualquier Estado o municipio del país) para ver quién logra polemizar más, cueste lo que cueste, sea haciendo el ridículo o no, con el fin de instalarse en la mente de las personas… pero, en fin, eso no es lo que me sorprende, sólo quería plantar el contexto.
Algo que me resulta muy interesante es que, a pesar de estar en el hartazgo como ciudadanos, a pesar de oír una y otra vez las mismas promesas, siempre, existe un gramo de esperanza en cada uno de nosotros, esperamos que ahora sí las cosas cambien, ¿no es así?
Cabe mencionar, que, si no te sientes identificado con eso, no es motivode enorgullecerse, pues como individuos de una sociedad, lo peor que nos puede pasar es volvernos indiferentes ante el acontecer de nuestro entorno.
Pienso que quizá esa pequeña esperanza, por más ingenua que parezca, es el motor mismo para provocar el cambio, pero creo que siempre la hemos estado depositando en el lugar equivocado… en la política.
¿De dónde salen tantos políticos? Simple, de nuestras calles y de nuestros hogares. Debemos de tener muy claro que las personas en el poder, algún día fueron solamente niños como todos nosotros, por lo cual, todo lo que ejerzan y decreten ya en el poder, no diferirá mucho de lo que vivieron y aprendieron bajo el techo de sus casas.
El día que le enseñemos a las nuevas generaciones, a nuestros hijos, que la educación es lo más importante, que está mal aprovecharse del vulnerable, que erradiquemos al fin el terrible: “el que no tranza no avanza”, cuando el egoísmo y conveniencia por encima del derecho de los otros deje de gobernar todas y cada una nuestras decisiones… ese día, quizá, esté comenzando el cambio y en el futuro, cuando esos niños crezcan, puedan gobernar transmitiendo los valores que aprendieron.
Y que quede claro que este discurso no se trata de deslindar al gobierno de su responsabilidad, al contrario, no desistamos de exigir justicia en la actualidad con una mano, mientras que con la otra educamos mejor a las futuras generaciones.
Puede haber mil cambios de gobierno, pero si no hacemos cambios en nuestra mente y corazón, ningún poder político jamás será suficiente... y nuestra esperanza siempre será en vano.
El autor es Comunicólogo, creador de Contenido
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