¿Cómo estoy educando a mi hijo?
La autora es Directora General de Aurora Adicciones.
Las nuevas formas de crianza hacia nuestros hijos en la actualidad nos están enseñando a ser padres ausentes, prácticamente tenerle “miedo” a nuestros hijos, sólo ser proveedores materiales, pero ¿qué de correcto tenían las crianzas antiguas?
Las generaciones mas grandes se han de acordar que de niños le teníamos respeto al maestro, policía, a cualquier adulto lo veíamos con mucha veneración.
Nuestros padres nos ponían límites y castigos bastante singulares, también estamos conscientes que se practicaba en mayor medida la violencia física en la educación, pero en la actualidad nos fuimos hacia el otro extremo; todos los problemas radican en los equilibrios que le damos a todo.
Ahora bien, en mi experiencia en el trabajo de las adicciones vemos dos grandes problemas de raíz en los jóvenes que atendemos, uno de ellos, y es el que más predomina, es la falta de límites en la crianza y que genera lo que conocemos como codependencia hacia ellos, y por otro lado, padres totalmente ausentes y violentos; entonces, ¿qué debemos hacer?
En palabras simples ¿qué es codependencia?
Se los explicaré con un ejemplo de codependencia de los padres a los hijos: Mi hijo tiene 17 años y cada vez que se baña deja la ropa sucia tirada en el baño, cuando entras al baño te das cuenta que está ahí tirada y el joven está acostado jugando al Xbox.
¿Qué haces?
La recoges “por práctico, por fácil” o ¿le hablas y le pides que la levante?; muchos responderán que le hablan para que la levante, otros se quedarán pensando y otros dirán si yo la levanto, es un ejemplo sencillo y a lo mejor también confuso, pero en lo simple se encuentra el problema, imagínense este ejemplo, pero con un problema serio, mi hijo cometió una infracción al ir manejando con aliento alcohólico, y te llama en la mañana para decirte que se encuentra en la Comandancia detenido, tú ya estabas preocupada porque no había llegado en toda la noche, no contestaba su celular porque se lo habían quitado, y tu pensamiento era el peor, pero te llama y sales corriendo a la Comandancia, ¿qué haces?
¿Pagas su fianza para que salga porque ‘pobrecito como va a estar ahí con toda esa gente’, en los separos, sin bañarse, sin comer bien y además con la resaca de haber bebido? o bien ¿lo dejas que él solo pague por el error que cometió, cumpliendo las 72 horas?
Si se percatan es el mismo ejemplo, pero en dos escenarios totalmente distintos, ¿lo hago que se haga responsable de sus actos o se los resuelvo yo?
Esto para nosotros como padres es una disyuntiva muy complicada, porque los amamos, pero también no hay que dejar de lado que algún día ellos volarán con sus propias alas, y si no les enseñamos a volar de manera correcta al primer tropiezo no sabrán qué hacer, y eso les generará frustración, impotencia o desesperación, y si no saben canalizar sus emociones de una forma correcta, responsable, no lo van a procesar de una forma adecuada y terminarán en una adicción para tapar ese vacío, ese dolor, esa frustración y ese mal manejo de emociones y responsabilidades.
Ser padres a veces puede ser doloroso, pero es mejor una llamada de atención a tiempo que ver a un hijo atrapado en una adicción y sentirnos culpables y no saber qué hacer.
Que tengan excelente inicio de semana, les mando un fuerte abrazo.
La autora es Directora General de Aurora Adicciones.