Cambio de régimen y democracia en riesgo
El autor es licenciado en Economía, Administración y Mercadotecnia; presidente de Coparmex Sonora Norte.
La consolidación y resguardo de la democracia mexicana está ligada desde hace 29 años al Instituto Federal Electoral (IFE), hoy Instituto Nacional Electoral (INE).
Eso ha sido así, ya que el INE se ha desarrollado como un órgano autónomo, efectivo y eficiente.
En toda democracia, la estabilidad del organismo electoral es condición indispensable si se aspira a celebrar elecciones transparentes, participativas y equitativas.
Por el contrario, trastocar dicha estabilidad constituye una amenaza a los principios de certeza y equidad que deben prevalecer en cualquier contienda.
Por ello, resulta sumamente preocupante la propuesta legislativa a ser presentada en la Cámara de Diputados, con la que se pretende reducir de nueve a tres años el periodo en la Presidencia del Consejo General del INE.
Aparte de esta reducción, se está proponiendo que la presidencia sea rotada entre todos los consejeros electorales.
Dicha propuesta no sólo vulnera la autonomía e independencia del órgano electoral, sino que compromete la estabilidad del instituto y el sistema democrático mexicano.
Desde un punto de vista organizacional, el realizar cambios constantes no sólo ocasiona la pérdida de continuidad administrativa, sino que genera debilidades institucionales al hacer vulnerable a la organización frente a influencias indebidas.
Esta propuesta de reforma se presta a la selección de consejeros no independientes y afines a la ideología del partido en el poder.
Además, al reducir el periodo en la Presidencia a tres años, se iría contra la lógica con la que se diseñó su organización interna.
El periodo de 9 años se pensó para que el nombramiento de integrantes del instituto no se empatara con los ciclos políticos ‘ni sexenales ni trienales’ o de las mayorías cambiantes.
Si esta peligrosa propuesta prospera en el Poder Legislativo, estaría entrando en vigor el próximo año con la grave intención de remover al actual Consejero Presidente.
Lo anterior sería una franca violación al principio de Retroactividad de la Ley que establece nuestra Constitución Política en su artículo 14, que a la letra dice: “a ninguna Ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna”.
Por lo anterior y de ser el caso, tendría que aplicarse a partir del nombramiento de los nuevos consejeros electorales, como lo son aquellos cuatro que se elegirán en abril de 2020 y no con el actual Consejero Presidente que ocupa el cargo desde 2014 y debe de terminar su gestión en 2023.
El INE es una organización que nos llena de orgullo.
Si queremos preservar una democracia con cimientos sólidos debemos respetar al principal árbitro electoral. No desechemos lo que tanto trabajo ha costado construir.
No caigamos en la tentación autoritaria de controlar desde el poder a las instituciones garantes de la democracia.
Sólo con estabilidad y solidez institucional lograremos una verdadera transformación de nuestro país.
ARTURO FERNÁNDEZ DÍAZ GONZÁLEZ.
El autor es licenciado en Economía, Administración y Mercadotecnia; presidente de Coparmex Sonora Norte.
Empresario sonorense, Consejero Grupo Gemso y Grupo Helios.