AMLO-Trump: La recomposición de las fracturas

El autor es internacionalista.

(primera de 2 partes)

“Casi todos los hombres pueden resistir a la adversidad, pero si quieres poner a prueba el carácter de un hombre, dale poder”: Abraham Lincoln.

Los multitraumatismos que sufrimos en 1846 y 1848 con la intervención estadounidense en la guerra Estados Unidos-México, en el afán expansionista del vecino país que culminó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, “Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América”, donde perdimos más de la mitad de nuestro territorio, no se olvida.

Con la venta de la Mesilla perdimos 76,770 km cuadrados, en la frontera sur de Arizona y el suroeste de Nuevo México, en límite fronterizo con el estado de Sonora, La Doctrina Monroe, “América para los Americanos”, el acuerdo bilateral Programa Bracero mejor conocido como braserismos, mano de obra mexicana para levantarles sus cosechas agrícolas, 4.5 millones de trabajadores, mientras ellos combatían en la Segunda Guerra Mundial, migración a conveniencia, racismo, discriminación, acuerdos comerciales y de negocios en un estatus que se da en el ámbito “del desarrollo desigual y combinado”.

Este politraumatismo ha mantenido a México en terapia intensiva por más de siglo y medio.

La estrategia es mayúscula y gigante para el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de reimpulsar su proyecto de gobierno, con estos antecedentes históricos, donde resaltó en su discurso que “no se nos olvidan los agravios”, en la búsqueda de refrendar un presente y reimpulsar un futuro para México, donde los factores de poderes fácticos pretenden descarrilar su gobierno y lo que está reclamando este país es “unidad” para fortalecer las estructuras tambaleantes de nuestra economía, una galopante pobreza ofensiva y una arropante inseguridad en todo el país donde la delincuencia organizada “reta al Estado Mexicano”.

El encuentro de los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump se realizó en circunstancias antagónicas para el presidente mexicano, donde se corrieron dos riesgos.

Por un lado el presidente Trump en la búsqueda de su reelección busca mínimamente conservar el 29% del voto hispano-mexicano que obtuvo para llegar a la presidencia de EU, en la cual AMLO, es una garantía por el nivel de aceptación que tiene con los residentes de origen mexicano en el vecino país que son 38.5 millones que no son nada despreciados.

El presidente mexicano también jugaba, su carta, al aceptar la invitación del presidente Trump, de reimpulsar el T-MEC, desde el país más poderoso del mundo, en el oeste del “Jardín de las Rosas” de la enigmática Casa Blanca, centro del poder hemisférico, en la búsqueda de impulsar la economía y el empleo para los mexicanos, ante la discordancia de un grupo de presión élite, AMLO arriesga su capital político y firma el acuerdo comercial.

El autor es internacionalista.

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