10 metros a la redonda
El autor es director general adjunto de EXPRESO.
Constantemente nos quejamos de la poca cultura y falta de educación en nuestro país y somos muy buenos para señalar y buscar culpables por cualquier cosa, por lo regular siempre señalando al Gobierno en turno.
¡Cuántos más!
Normalmente es la frase que acompaña al gobernante en turno quien absorbe gran cantidad de fallas preexistentes en la ciudad, el Estado, o el país.
Aclaro que soy apolítico y no tengo ningún interés en participar en temas de grilla.
¿Pero se han fijado qué pasa a 10 metros a la redonda de cada uno de nosotros?
¿Cuánta desorganización existe?
¿Cuánta indiferencia?
¿Cuánto abandono?
¿Cuántas cosas están mal?
¿Cuánto cochinero?
A 10 metros a la redonda es una distancia donde cualquiera puede hacer algo, de perdida, en esos 10 metros que nos rodean, limpiar, arreglar, ¡darle orden!
¿A qué quiero llegar con esto…?
Somos muy merecedores y queremos que todo nos solucionen en la comodidad de nuestra casa, oficina o donde quiera que nos encontremos, pero no movemos un dedo y vivimos en una indiferencia que nos tiene sumidos en un mugrero, y el país no necesita de estas posturas.
El país necesita de gente proactiva que ponga manos a la obra y resuelva tantos vicios y desatención generada por décadas.
El país requiere de gente que quiera a su país, llámese así a la extensión geográfica que lo compone, no al romanticismo del VIVA MÉXICO, CABRONES y no poner un gramo de ganas en honrarlo.
Urge que demos orden y nos exijamos mejor calidad de vida, y qué mejor manera de empezar que a 10 metros a la redonda.
Urge salir de la cultura de quejas en MEMES y comentarios en redes sociales (que, si fueran deporte olímpico, ganaríamos medalla de oro) y ponernos a trabajar en nuestro entorno, en donde vivimos.
¿Cómo es posible que nos guste o soportemos vivir en condiciones así?
Decía Jorge Tapia en una de sus columnas que con 6 dólares cambiamos el switch y nos convertimos en ciudadanos modelo al ingresar a Estados Unidos y creo que tiene razón.
¿Pero qué tal si en lugar de gastar esos 6 dólares nos compramos algo bonito y por el amor de Dios empezamos a arreglar nuestro espacio de 10 metros en 10 metros a la redonda?
¿No sería un buen experimento y de paso nos regalamos un lugar digno para vivir?
Eso sería una muestra de amar a México y estoy seguro de que cuando esta cultura vuelva a ser adoptada por cada ciudadano, los nuevos líderes que emanen de la “nueva” sociedad, tendrán el camino más fácil y se concentrarán en temas y soluciones más profundas que le den el verdadero sentido al futuro de nuestro país.
Son 10 metros a la redonda, nada más…