El problema amarillo

Por Victor S. Peña *
En estos días se filma, en distintas locaciones del Estado, la película “La ruta de los caídos”. La historia se centra en la migración forzada de Lee Wong, chino radicado en Hermosillo, quien intentará poner a salvo a su familia de la cacería ejecutada por la milicia en tiempos de Plutarco Elías Calles, allá por los años treinta.

La historia, bajo la producción de Bertha Navarro (Cronos, 1993; Rabia, 2009; El Laberinto del Fauno, 2006) y la dirección de Alejandro Springall (Santitos, 1999; No eres tú, soy yo, 2010), seguramente se auxiliará de la ficción. De fondo, sin embargo, retratará algo tan real (y actual) como es la intolerancia a lo diferente.

De eso hay datos y registros. Aquí unos ejemplos.

En el calendario, se estrenaba el año 1920. La circular 33 del Congreso de Sinaloa llegó a los escritorios de los distintos Congresos Locales en todo el país. La correspondencia incluyó un proyecto de reforma con incidencia en la Ley de Inmigración y el Código Sanitario de la República. ¿El motivo? Los chinos eran considerados plaga nacional, una raza –se decía entonces- “grotesca, miserable, avara, sucia y antihigiénica”.

La exposición de motivos de la circular 33 destacó algunas notas periodísticas de la época:

En la editorial “El Peligro Amarillo” del diario metropolitano “El Heraldo de México” (23 de mayo, 1919) se afirmó: “El chino es un tipo étnico, extraño y complicado. No deja nada al país; por el contrario: absorvente (sic) se lleva todo lo que puede, estancando las corrientes del capital. Para ellos no existe más que la china; hasta el arroz que se comen, su alimento predilecto y único, les viene de Pekín… los chinos se han apoderado de todas las lavanderías, zapaterías, tenderías pequeñas y grandes comercios y restaurantes”.

Otra trascripción de “El Correo de la Tarde” (mayo 10, 1918): “Los chinos, en armonía con su estado de avaricia, no gastan mas que lo indispensable para vivir y la mayor parte de lo que explotan lo guardan, no vuelve a la circulación; por lo que bajo este aspecto los amarillos no pueden ser considerados como factores de progreso o den impulso, al tomar participación en el comercio nacional”.

Otra vez, “El Heraldo de México” y una nota de junio de 1919: “En Sonora, Sinaloa, Tepic, Baja California y Colima, la población china tiene una densidad alarmante en proporción con los pobladores mexicanos. En aquella región del país, una de las más invadidas por el elemento chino, y por su migración funesta claman porque se le ponga un hasta aquí. La necesidad de corregir ese mal ha tenido de tiempo atrás manifestaciones de disgusto; pero en los últimos tiempos ha cristalizado en una campaña formal para contrarrestar la influencia china en aquella costa (…) los puertos de Mazatlán y Guaymas, se han visto invadidos frecuentes veces por las terribles epidemias asiáticas importadas por los inmigrantes chinos. Esto es lo que nos traen los chinos: epidemias y enfermedades”.

Lo de “El Heraldo de México” no es casualidad. Al presidente de esa compañía editora se le entregó, dice la circular 33, una copia de los tratados firmados entre México y China “con el fin de que dicho órgano periodístico abriese una campaña en forma, tendente a inclinar a las autoridades federales a que resolviesen en plazo perentorio tan grave cuestión”.

Para el contexto: La iniciativa contenida en la circular 33 no fue la única en su tipo. El documento refiere al menos otra similar impulsada “por Juan Espinosa Bavara, diputado por Nayarit… en compañía de los demás diputados de dicha entidad y de las diputaciones de Sonora y Sinaloa”.

No es ficción. Se redacta a partir de la información contenida en el expediente 24 de la Comisión de Gobernación del Primer Periodo Ordinario de la XXIV Legislatura de Coahuila, legajo número 1, ubicado en el Archivo General de ese estado.

*Doctor en Política Pública por el Tecnológico de Monterrey; Profesor investigador en El Colegio de Sonora. @victorspena

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