A ver, a ver, antes de que se vaya de vacaciones…

#TemploMayor A ver, a ver, antes de que se vaya de vacaciones…

A VER, A VER, antes de que se vaya de vacaciones sería bueno que Andrés Manuel López Obrador aclarara si eso de revivir los monopolios de Pemex y CFE es resultado de la pura incompetencia o si, por el contrario, se trata de un auténtico plan diseñado en contra de la competencia en el sector energético.

PARA NADIE es secreto que este gobierno está haciendo tooodo lo posible por espantar a los empresarios que creyeron en la promesa de AMLO, de respetar las inversiones ya realizadas.

Sin embargo, lo que publicó el Financial Times el fin de semana deja en claro que la estrategia de la 4T para petróleos y electricidad está muy definida: agandallarse por las malas lo que perdieron por su ineficiencia.

LA PREGUNTA para el Presidente es muy sencilla, de sí o no, sin tener que remontarse al siglo XIX y sin echarle la culpa a Felipe Calderón: en el sector energético, ¿quiere usted libre competencia o quiere monopolio?

***

¿Y DÓNDE quedó Emilio Lozoya Austin?

La pregunta viene al caso porque el controvertido y perseguido ex director de Pemex no parece que vaya a tener un feliz 2020.

SEGÚN CUENTAN, la defensa del exfuncionario, que encabeza el abogado Javier Coello Trejo, habría llegado a un impasse muy difícil de remontar.

Esto significa que su trabajo con Lozoya estaría ya concluyendo tan pronto como el último día del año.

ANTE ESTO, resulta inevitable la pregunta de quién se animará a defender su caso. Sobre todo ante la duda de que se respetará el derecho a una defensa legal, por muy culpable que se asuma al personaje.

***

FINALMENTE quedó claro que el problema del embajador Ricardo Valero no era un asunto de honestidad, sino la secuela de una cuestión médica.

DE ACUERDO con un reporte de la psiquiatra Ana Luisa Sosa Ortiz, en 2012 el diplomático comenzó con “alteraciones conductuales” debido a un tumor cerebral, el cual le fue operado.

Y aunque se ha mantenido bajo observación durante estos años, la pérdida de tejido neuronal y la degeneración asociada con la edad -tiene 77 años- le están pasando la factura al embajador.

Esto se traduce en episodios como el del hurto del libro en Buenos Aires y otras “alteraciones de la conducta”.

YA la Cancillería informó que le aceptó la renuncia a Valero, para que pueda seguir su tratamiento.

Ojalá tenga una pronta mejoría.

En tanto, sería importante saber cómo fue que en la Secretaría de Relaciones Exteriores pasaron por alto un asunto tan grave al nombrarlo embajador en Argentina.

Y la otra: ¿en serio los miembros del cuerpo diplomático no pasan ningún tipo de chequeo médico?

A lo mejor sería bueno que lo hicieran, pues nomás están representando a todo un país.

 

TAGS: