Con fractura y casi 70 años, Oralia lo da todo por su hija con discapacidad

La señora Oralia Miranda ya tiene 68 años de edad y se encuentra en un silla de ruedas, situación que no le ha impedido atender a su hija, Laura Molinares Miranda, quien tiene una discapacidad y no se vale por ella misma.

NAVOJOA, SON.- A las mujeres, sobre todo cuando son madres, se les activa un chip que viene con la frase: "No hay límites para el amor"; tal es el caso de la señora Oralia Isabel Miranda Borbón, quien a sus 68 años de edad se encuentra postrada en un silla de ruedas, derivado de una fractura en la cadera, situación que no le ha impedido atender a su hija, Laura Isabel Molinares Miranda, quien tiene una discapacidad y no se vale por ella misma, y aunque a veces las fuerzas físicas le fallan, el amor incondicional de madre le da el empuje para atenderla.

La sexagenaria, residente de la colonia Tierra Blanca de la Perla del Mayo, todos los días tiene que mover y cambiar a su hija de 46 años, así como también asistirla con terapia y cargarla para trasladarla de un lugar a otro, labor que se ha complicado desde que sufrió la fractura de cadera.

“Gracias a Dios cuento con el apoyo de mi esposo, pero la mayor parte del tiempo soy yo la que la mueve, porque él trabaja. Ella es mi motivación y es difícil moverla porque está pesada, pero lo hago con todo mi amor y con todo corazón”, enfatizó.

"Regalo de Dios"

Los sacrificios que hace desde hace 45 años, cuando su hija Laura nació, son para ella un acto de amor, pues la considera como un regalo de Dios debido a que al nacer los médicos pronosticaron que sólo tendría un año como esperanza de vida.

“Un año me dijeron que estaría con nosotros mi hija. Gracias a Dios ya son 46, sin embargo, ahorita mi mayor preocupación es que cada vez estoy más grande, pierdo fuerza física, pero hasta que Dios me dé el último aliento yo estaré velando por mi hija”, aseguró.

Aunque Laurita, como le dicen de cariño, no habla, en su mirada y sonrisa refleja el afecto y agradecimiento que tiene hacia su madre Oralia, por dedicar en cuerpo y alma las 24 horas de sus días a ella.

“En sus ojos yo veo que ella es feliz, su sonrisa es el regalo más grande y hermoso que pueda recibir este Día de las Madres”, culminó.