Antonio Fica busca hacer del arte una carrera y un estilo de vida

Antonio Fica es un escultor alamense que poco a poco está posicionándose como uno de los artistas plásticos más interesantes en Sonora.

HERMOSILLO, SON.- Con mucha perseverancia y respeto por el oficio, Antonio Fica es un escultor alamense que poco a poco está posicionándose como uno de los artistas plásticos más interesantes en la entidad, al que habrá que seguir en este 2022 con una serie de exhibiciones que ya se tienen contempladas en varios puntos del estado.

Nacido hace 51 años, y originario de la comunidad conocida como “Las Cabras”, Antonio Fica se adentró en el mundo de la escultura en 2018, conjugando constancia, pasión y talento nato, que en tan poco tiempo provocaría que haya recibido ofertas para exponer su obra en el extranjero, particularmente en España.

“Inicié en un taller de barro que era para niños. Los vi jugando afuera del museo, con sus manos llenas de tierra, y me llamó la atención. Me asomé y me di cuenta que era un taller, y le pedí al maestro Fernando Quiroz, al cual tengo mucho que agradecerle, la oportunidad de estar ahí. Y fue cuando descubrí que era lo mío, y desde entonces me dedico a ello de tiempo completo”, afirmó el artista alamense.

A partir de entonces, Antonio Fica comenzó un proceso de investigación y mucho trabajo, dedicándole jornadas cercanas a las seis horas diarias en las que comenzaba subiendo a los cerros de Álamos para recolectar lo que él denomina como zoquete, tierra fangosa que lavaba para obtener la arcilla.

Horno tradicional

Una vez amasada y modelada la figura, procedía a colocarla en el horno tradicional de leña, para después aplicar una pátina requerida para resaltar los detalles de la figura.

“Tengo alrededor de tres años dedicándole mi alma y mi corazón a esto. Ha llegado el momento en que personas que conocen del oficio me dicen que no es posible que tenga apenas este tiempo haciendo esto. Pero es muy sencillo, hay personas que hacen dos obras al año, y yo hago tres o cuatro al mes. Ese lapso de tres años es estar aprendiendo todos los días, ir construyendo y formándome todos los días. Esa constancia ha tenido resultados”.

“Hay personas que me dicen que tengo un don bien bonito”, continuó el escultor, “pero yo digo que el don que Dios me dio es el de ser persistente y constante. A mí las piezas, escultura tras escultura, me tronaban en el horno. Pero se trata de no rendirse ante cualquier error o falla, sino cada vez ir mejorando”.

Las temáticas que Antonio Fica aborda en su obra son personales, representando su pasado, su presente y la visualización de él mismo en el futuro. Ejemplo de ello es la escultura “Caracol”, en la que al cuerpo del molusco lo acompaña la cabeza de un hombre de edad avanzada con los ojos cerrados.

“Así me visualizo en un futuro, cansado y lento por el transcurso del tiempo. El lograr ciertas cosas en la vida te parte, sufres el proceso, pero es llegar con el rostro de paz, de tranquilidad y sabiduría. Y aunque me mueva lento poder seguir inspirando a otras personas. Así cada obra representa un momento vivido, un instante. Me desahogo en ello, allí plasmo mis tristezas, mis alegrías, mis sueños. Es mi vida”.

Antonio Fica busca hacer del arte una carrera y un estilo de vida, desarrollándose emocionalmente y en lo profesional, e inspirando a otras personas, algunas de las cuales han pedido ser sus alumnos luego de sus encuentros con las figuras que el artista ha presentado en exposiciones colectivas.

Durante el 2022, la obra del alamense podrá apreciarse en lugares como la Universidad de Sonora, el Instituto Tecnológico de Sonora campus Navojoa y Ciudad Obregón, el Tec de Monterrey campus Guaymas, y más lugares por anunciar en las próximas semanas a través de sus redes fica.escultor en Instagram, y Figueroa Fica en Facebook.

De momento, Antonio Fica aún saborea la experiencia de su paso por la última edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado, en la que sus piezas se expusieron en el Centro Comunitario Nelita Bours con una gran respuesta del público, con quienes compartió impresiones y vivencias, siendo esta conexión con los otros lo que nutre la pasión por su trabajo.

“Dentro del arte hay momentos en que uno se siente solo, porque solamente tú entiendes lo que estás haciendo y eso a veces desanima, pero es tanto tu deseo de crear, de transformar, que uno continúa. Y cuando conectas con otra persona que le gusta lo que tú haces es una emoción inmensa. Intercambiar experiencias para mí es lo más bonito, porque te enriquece en lo personal. El arte brilla a través de los ojos de los demás, no a través de lo que yo hago”.