'Cuetes' no afectan sólo a los animales: personas con autismo celebran prohibición de su venta

Ahora que las autoridades dejaran de ofrecer permisos para la venta de pirotecnia, también las familias con niños autistas en Nogales dejarían de sufrir con el intenso ruido que provocan los también llamados “cuetes”.

NOGALES, SON.- No solo los propietarios de mascotas agradecerán que las autoridades dejaran de ofrecer permisos para la venta de pirotecnia, también las familias con niños autistas en los hogares nogalenses dejarían de sufrir con el intenso ruido que provocan los también llamados “cuetes”.

Para Leticia Burgos, apoderada legal de la Asociación Venciendo el Autismo de Nogales, la iniciativa del alcalde Juan Francisco Gim Nogales de proponer ante la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que ya no se otorguen más estos permisos, generaría un beneficio general para todos.

“Nos parece una propuesta muy buena, porque nosotros hemos visto cómo esto daña a todos los animalitos, pero lo que la comunidad no ve, es lo que pasa dentro de las casas de familias que tienen a niños con autismo”, dijo.

Explicó que estos menores son super sensibles a estos ruidos intensos y son dañados seriamente, al grado que sus familiares pueden verlos, como cuando los perros salen disparados y terminan desorientados en la calle, lo mismo ocurre con las personas autistas.

Burgos detalló que los niños con autismo cuentan con un sentido auditivo más sensible, por lo que este tipo de medidas, con el favor de Dios, se espera que sea aprobada por las autoridades, para el beneficio de todos.

Además de mascotas y niños autistas afectados, reconoció que cualquier menor puede ser víctima del uso de la pirotecnia, ya que se han registrado quemaduras y hasta pérdida de extremidades por el mal uso de los también conocidos “cuetes”.

“Ojalá se unan y se sensibilicen, que vean otra forma de celebrar, hay muchas otras opciones”, agregó Burgos.

Recordó que, en años anteriores, la asociación ya había recomendado esta medida ante las autoridades, en conjunto con otras organizaciones civiles, como las de protección animal.

Detalló que un niño autista, al escuchar la explosión de pirotecnia, su organismo reacciona con temor, ya que sus sentidos están alterados y ni siquiera pueden tolerar el ruido que produce una licuadora en la cocina del hogar donde viven.

Incluso para un menor con autismo, la comida cuando se cocina y se fríe, provoca un ruido muy intenso, por ello no se compara con el que produce un “cuete” que explota en las inmediaciones de su entorno.