Palabras de la Gobernadora, a un año de que el COVID-19 cimbró a Sonora

Este 16 de marzo se cumple un año desde que el COVID-19 cimbró a Sonora con el primer caso positivo y, como al resto del mundo, nos envolvió en una batalla sin precedentes en defensa de lo más preciado: la salud y la vida.

HERMOSILLO, SON.- Este 16 de marzo se cumple un año desde que el COVID-19 cimbró a Sonora con el primer caso positivo y, como al resto del mundo, nos envolvió en una batalla sin precedentes en defensa de lo más preciado: la salud y la vida. Desde ese día, hemos tenido que tomar y asumir decisiones muy difíciles y dolorosas para salir adelante.

Hemos atravesado por momentos de mucho dolor; son ya más de 5 mil 800 familias las que lloran la partida de un ser querido y 68 mil más que han vivido la angustia de saber que uno de los suyos dio positivo a esta extraña enfermedad, que lo mismo pasa inadvertida para unos, que lacera severamente la salud o le cobra la vida a otros, a tantos, de hecho. Hemos visto perder la batalla a muchos de nuestros propios soldados en esta guerra, nuestras heroínas y héroes de bata blanca. Y a estas alturas, no creo que haya nadie que no tenga una historia de vacío, de luto, que reprocharle a este virus.

Ha sido un año en el que el Covid-19 nos ha puesto a prueba en todos los sentidos, la más dura, sin duda, alejarnos de los que más queremos; pero aún en medio del dolor, los sonorenses hemos demostrado, una vez más, que sabemos salir adelante, con la solidaridad, con la responsabilidad y la voluntad de todas y todos.

Ha sido un año de echar mano de creatividad y esfuerzo para equipar nuestros hospitales, para darle al personal de salud las herramientas para cuidar de los pacientes; un año de reconvertir hospitales, de crear programas como Anticipa para ganarle tiempo al virus y atender a las personas antes de agravarse.

Un año de informar a la población el avance de la pandemia buscando recibir su corresponsabilidad; 365 días de buscar y encontrar 365 formas diferentes para decirle a la gente cómo cuidarse; de buscar y encontrar mecanismos financieros y recursos para apoyar a nuestras micro, pequeñas y medianas empresas para que siguieran a flote en los momentos más duros en los que debimos cerrar la economía; un año de buscar y encontrar cómo apoyar a nuestros estudiantes en esta nueva normalidad que exige las clases a distancia.

Un año de mucho trabajo, de mucha incertidumbre, pero también un año para comprobar una vez más, nuestra capacidad como sonorenses de crecer en la adversidad.

En Sonora, sin ninguna duda lo digo, hemos hecho la tarea. Y prueba de ello es que después de la segunda ola de contagios, somos el primer estado fronterizo al que el Gobierno Federal coloca en verde en el semáforo epidemiológico nacional, gracias al esfuerzo de todas y todos.

Pero, como dicen, el reto no es llegar, sino mantenerse y aquí es donde, de nuevo, tenemos que sacar la casta y no dejarnos vencer por el cansancio de esta lucha que parece interminable. Porque con el semáforo verde no solo se abren actividades que pueden representar riesgos de contagio, también se abre la puerta a la confianza, a la relajación de las medidas preventivas, a que nos sintamos con la libertad de movernos de un lado a otro como si ya no existiera peligro para los nuestros. Y no es así. El virus sigue presente.

Sé que a estas alturas existe ya una fatiga social, porque quisiéramos retomar la vida que teníamos hasta antes del 16 de marzo de 2020. Lo sé, lo sentimos todos. Y créanme que estamos en vías de lograrlo con la aplicación de vacunas que la Federación nos asegura en las próximas semanas será más ágil. Pero mientras no lleguemos a ese momento que tanto anhelamos, que es tener a toda nuestra población vulnerable y de alto riesgo vacunada, quiero pedirles que nos sigamos cuidando, que no olvidemos ni por un instante que el virus sigue circulando y asechando a nuestros seres queridos.

Tengamos presente esto: estar en semáforo verde es un reconocimiento a lo que hemos hecho bien, que es mucho, pero no es una licencia para ignorar los cuidados preventivos; no nos hemos esforzado tanto para perder en un parpadeo lo ganado. Sigamos utilizando el cubrebocas, la sana distancia y el lavado frecuente de manos como herramientas indispensables para reducir riesgos.

Ustedes y yo añoramos lo mismo: salir de esta pesadilla lo antes posible, que cada día haya menos contagios y que menos seres queridos falten en nuestra mesa y hoy, a un año de distancia, lo estamos logrando; porque la fuerza de voluntad y las ganas de las y los sonorenses de salir adelante son mucho más poderosas que la capacidad destructiva de este virus.

No bajemos la guardia.