Su pasión por la música lo hizo ganar la batalla contra el Covid

“Al siguiente día que me quitaron el oxigeno, lo primero que hice fue tocar la flauta. Mis pulmones respiran música”, compartió el maestro de música, Gustavo Hernández.

CIUDAD OBREGÓN, SON.- “Al siguiente día que me quitaron el oxigeno, lo primero que hice fue tocar la flauta. Mis pulmones respiran música”, compartió el maestro de música, Gustavo Hernández, quien por primera vez en seis meses, luego de haber superado el Covid-19, volvió a pisar un escenario para hacer lo que más disfruta: tocar la khena, un instrumento de viento de folclor latinoamericano.

Con una vida dedicada a la docencia y la música, el maestro en educación especial con especialización en música e integrante del grupo de folclor latinoamericano, Khenany, contó en exclusiva para Expreso su experiencia al contagiarse de Covid-19 el pasado mes de junio, que lo tuvo durante un mes con problemas respiratorios que lo obligaron a estar conectado día y noche a un tanque de oxígeno.

Fue durante la segunda quincena de junio, en periodo vacacional, luego de concluir un ciclo escolar de manera virtual, desde la comodidad de su hogar, donde solo salía para surtir la despensa y rellenar los garrafones del agua, que el maestro contrajo el virus.

“Empecé con los síntomas de pérdida de olfato, dolor de cuerpo, agripado, pero yo me puse malo hasta cinco días después. Después de eso tuve riesgo de muerte los siguientes tres días porque mi oxigenación bajó hasta 80. Me dio neumonía atípica, estuve 10 días con oxigeno las 24 horas del día lo que me hizo bajar 20 kilos de masa muscular”, agregó.

Luego de decidir atenderse de manera particular por desconfiar del servicio de salud que le corresponde por su profesión, los gastos ascendieron a 20 mil pesos, ya que llevó su tratamiento en casa; tan solo en tanques de oxigeno la renta y relleno del mismo, eran por lo menos cinco mil pesos, por lo que optó por rentar un generador de oxigeno.

“Tengo mucho que agradecerle a los doctores Samuel Wong y Gabriel Palomares, que me estuvieron atendiendo de manera privada. Al Issste no lo consideré como opción porque tenía mucha desconfianza ya que era muy reciente lo del virus y no se sabía bien que ondas ni en los hospitales sabían bien cómo. Yo tenía miedo a que me intubaran”, compartió.

Durante el tiempo que padeció la enfermedad, su único pensamiento en la mente era su familia. Su hija y esposa, quienes dependen de él. Además de la música.

“La familia es lo primero que uno piensa. Qué va a pasar con ellos, piensas: hubiera hecho esto, hubiera dejado listo aquello. También pensé en la música. Yo nunca había caído en cuenta que lo que yo hago es muy especial. El instrumento que yo toco es muy raro, casi nadie hace eso, sentía que iba perder el mundo un gran músico (sonríe)”, añadió.

Estas dos razones, por un lado el amor a su familia y por el otro, su amor a la música, lograron que el maestro Gustavo luchara con todas sus fuerzas para vencer el virus que padecía, con tal de volver a tocar nuevamente la khena, un instrumento que lo ha llevado a viajar por diferentes partes del mundo.

“Siempre actitud positiva tenia bien claro que no me iba a rendir, me sirvió mucho porque no me deprimí. La resiliencia es fundamental. Aun tengo mucha fuerza para vivir. La vida está llena de cosas buenas y malas, y me alegra haber superado esta prueba de la vida”, finalizó.