Celebran 38 años de ayudar a migrantes

Durante casi 4 décadas, el albergue de San Juan Bosco ha sido más que un refugio para los que vienen y van.

NOGALES, SON.- “La migra a mí me agarró trescientas veces digamos, pero jamás me domó. A mi me hizo los mandados”, fue la letra de la canción que sonó después de la Misa y los reconocimientos en el Albergue de San Juan Bosco que celebró sus 38 años.

Cerca de 250 personas entre migrantes y gente de la ciudad escucharon la Misa celebrada por Francisco Murataya Sánchez, sacerdote de la orden de San Francisco de Sales, fundada precisamente por San Juan Bosco.

San Juan Bosco, un santo de nuestro siglo, ha sido fuente de inspiración desde la creación del Albergue hace ya 38 años, según palabras de Gilda Esquer de Loureiro, cofundadora de esta institución.

Durante el sermón el sacerdote ofreció una biografía de Don Bosco a los asistentes a la Misa, recordándoles toda la paciencia y amor que este carismático santo tuvo con la juventud más desvalida.

Después de la Misa, Don Francisco Loureiro recibió un reconocimiento del Grupo Salinas, propietario de TV Azteca nacional, donde se le declara ciudadano del año en el 2017, solamente que no se lo habían hecho llegar hasta hoy.

Luego de 38 años en defensa de los derechos humanos de los migrantes, la lucha sigue a pesar de las dificultades, dijo Don Francisco Loureiro Herrera.

Al terminar la Misa y los reconocimientos, ingresó el Mariachi y la primera canción que les pidió Don Francisco fue Los Mandados, que popularizó en los 80’s Vicente Fernández.

Fue la canción que despertó aplausos y sonrisas entre la gente y levantó el ánimo de los migrantes, siempre serios, siempre llenos de problemas, siempre sufriendo.

La canción sirvió de marco para invitar a todos los presentes a una rica cena que fue donada por personas altruistas, incluso gente de la sociedad ayudó con humildad a servir la comida a los migrantes y los demás invitados.

Don Francisco, quien padece una seria enfermedad renal, puso la nota triste también al anunciar que probablemente ya no esté para el año que viene.

Los asistentes y los migrantes ofrecieron aplausos y su ánimo para este hombre que ha servido durante 38 años a gente que no conoce, pero que, dice, los ve como una respuesta al amor al prójimo que pidió Jesús en la Biblia.

“Con las obras de Dios no se juega, se podrá engañar a muchas personas, pero no a Dios, por eso seguiremos trabajando por los derechos humanos de los migrantes hasta que las fuerzas no alcancen”, dijo.

“Los gobiernos desprecian al migrante, cuando pasa pobre y arruinado”, comentó, “pero cuánto lo quieren cuando regresa con dólares en la bolsa y con carros nuevos”.

EXP/SG/EV/ENE/2020