No sé qué tiene la Cruz Roja, porque quien entra se enamora, narra don Víctor Carrillo

cruz roja exparamedHERMOSILLO, SON.- “No sé qué tiene la Cruz Roja, porque quien entra se enamora y ya nunca se quiere ir, uno llega con ganas de aprender para servir y se queda para siempre”, platica don Víctor Carrillo Valles, quien hace más de 53 años ingresó a la Institución.

El socorrista cuenta con mucho orgullo que es uno de los veteranos de la institución porque entró en 1965, cuando la base se encontraba en la Comandancia de Policía de la Zona Centro.

Recuerda que luego de cambiarse de esta dirección, estuvieron en diferentes ubicaciones, una de éstas fue en las calles Jesús García y Transversal (bulevar Luis Encinas).

Dice que fue hasta 1970 cuando llegaron al edificio que actualmente alberga la delegación Hermosillo ubicado en bulevar Luis Encinas y calle 14 de abril.


El reglamento

A partir de este año, detalla que fue cuando se emitió un reglamento para dar entrada a las mujeres, “en ese entonces no se permitía que entraran mujeres como voluntarias”.

Aunque legalmente ya podían formar parte de la Cruz Roja, “las mujeres tampoco la tuvieron fácil”, platica sonriendo don Víctor, pues sólo podían estar en la sala de emergencias, “en aquella época ni pensar que pudiera subir a una ambulancia”.

Ahora, todo es diferente, porque hay mujeres que son excelentes socorristas y también conductoras certificadas para conducir vehículos de emergencias, precisa Don Víctor.

Cuenta que por su edad, desde hace nueve años dejó de laborar formalmente en la institución, “pero vengo frecuentemente a saludar a mis viejos compañeros y a las nuevas generaciones”.

Encariñado
Dice que nunca podrá alejarse de la Cruz Roja porque le tiene un gran cariño, y por ese amor, duró décadas prestando sus servicios para salvar vidas.

Recuerda que un compañero socorrista decía: “por las venas me corren puras crucecitas y así estamos todos los que llegamos aquí”.

Detalla que ya no está de forma permanente en la institución porque “ya no puedo dar el mismo servicio que daba cuando recién entré, pero aquí seguiré”, expresa con un dejo de nostalgia el socorrista.

Ahora disfruta a su familia

Don Victor Carrilo Valles es originario de Sinaloa, pero desde los 13 años llegó a Hermosillo para quedarse, dice que ya es sonorense, porque aquí formó su familia con su esposa Ana Bertha Soqui Franco.

Residente de la colonia Olivares, platica que ahora disfruta a su familia, integrada por tres hijas profesionistas que ya están casadas y que le dieron la fortuna de ser abuelo de ocho hermosos nietos.

Accidentes mortales

Don Víctor dice que durante los años que estuvo como socorrista hubo muchos accidentes que lo impactaron al acudir a otorgar los servicios, pero hubo dos que recordará toda su vida.

Vio morir a dos jóvenes

Platica que uno de estos accidentes ocurrió por la carretera a Guaymas y al llegar se percataron que dos mujeres muy jóvenes quedaron prensadas porque un tráiler quedó sobre ellas.

“Ellas quedaron dentro de las llantas del tráiler, estaban vivas y no podíamos hacer nada y de aquí que llegó la bombera con la grúa ellas murieron frente a nosotros. Ahí las ví morir”, cuenta con tristeza Don Víctor.

Dice que ante estos percances, con los años son más comunes pero les ocasionan sufrimiento, “esto nos pasa porque hay ocasiones en que no podemos hacer nada por las personas a las que queremos ayudar”.

“Emocionalmente nos afecta, porque hay dolor e impotencia, porque se trata de seres humanos que están sufriendo y no podemos salvar, como fue el caso de las muchachas que gritaban de dolor”, explicó el veterano de la Cruz Roja.

La muerte de su compañero

Otro caso, fue un accidente en el que murió su compañero de la cruz roja de radio emergencia en un servicio que acudieron a atender por la carretera a Mazatán,

“Nos chocaron la ambulancia de frente y él y yo corrimos por la carretera porque el carro le pegó de frente, y nos pasó la ambulancia por arriba, y a él, el guardafango le pegó en la frente”, detalla el socorrista.

Dice que ellos estaban debajo de la ambulancia y al percatarse que venía un vehículo de frente a impactarlos, “corrimos, pero la ambulancia nos alcanzó y mi compañero recibió el impacto en la frente, sólo duró como cinco horas vivo y finalmente murió”.

Grandes satisfacciones

Aunque Don Víctor tiene decenas de anécdotas para platicar y una gran cantidad son con finales felices, dice que son las que prefiere recordar, porque ésas, son las que le han dejado grandes satisfacciones a lo largo de cinco décadas porque logró salvar muchas vidas.

EXP/RED/FRU/JUL/2018

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