La increíble historia de una de la más desconocidas colonias de Hermosillo

Con más mala fama que hechos delictivos, la colonia La Mosca es una de las colonias más emblemáticas de la ciudad, pero también una de las menos conocidas.

HERMOSILLO, SON.- Con más mala fama que hechos delictivos, la colonia La Mosca es una de las colonias más emblemáticas de la ciudad, pero también una de las menos conocidas.

El origen de su nombre está relacionado con los restos de la cebada utilizadas en la cervecería que cerca de los años 1900 estaba establecida en donde ahora se ubica la Plaza Bicentenario.

En aquellos años, los restos de la cebada eran tirados a la orilla de la ciudad, donde al fermentarse provocaban la presencia de muchas moscas, por eso el nombre la colonia.

Con el paso del tiempo, algunos pobladores, sobre todo de origen yaqui, llegaron a la ciudad en los años cuarenta y se ubicaron en esta zona, donde la autoridad no dejaba que se construyeran casa de cartón.

Gabino López o la familia Muñoz fueron de los primeros habitantes de esta zona.

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La autoridad desde ese entonces contemplaba que los terrenos, por su ubicación, cerca del Palacio de Gobierno, poco a poco con el paso del tiempo tomarían mucha plusvalía, por lo que inspectores del ayuntamiento hacían recorridos y dejaron construir casa de lamina y de cartón.

Francisco Javier Corrales Ramírez, vecino del lugar y conocido y como el “Tigre” o “el Archie”, comenta que, según los vecinos más viejos, las primeras cinco casas se construyeron a escondidas dentro de las casitas de cartón.

Explicó que como la autoridad no dejaba la construcción de casas de material, porque al detectarlas inmediatamente las destruía, 5 vecinos decidieron hacer una casa grande de lamina de cartón y madera y en el interior, poco a poco, levantaron las paredes de ladrillo.

En una noche las 5 casas aparecieron, tumbaron las laminas de cartón y la autoridad ya no pudo desalojar a los vecinos que ahí vivían.

Poca a poco, los familias del lugar fueron ocupando cada vez más espacio, hasta que se establecieron en pequeñas granjas con vacas, cerdos y gallinas.

Corrales Ramírez comenta que había incluso una vecina, doña Jandy, que todas las tardes pasaba por las casas pidiendo el “machihui”, que eran los restos de comida de las casas, pues con eso alimentaban a los cerdos del lugar.

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Explicó que incluso las grandes empresas de pan a nivel nacional arrojaban en este punto los panes ya con caducidad vencida, donde algunos niños salían corriendo a llevarse parte de producto para comérselo.

Comenta que en un inicio había llaves comunitaria, donde una toma de agua tenía varias llaves, y a cada familia le tocaba una hora determinada del día para usar esta toma de agua, por lo que sí había agua, pero solamente unas horas del día.

Además había lavaderos comunitarios, donde las madres de familia salían a lavar la ropa junto con las vecinas.

Al igual que en muchos pueblos, por este lugar pasaba el vendedor de hielo y las familias corrían a comparar un pedazo de hielo para guardarlo en hielera, junto con los productos perecederos, esto por falta de refrigeradores.

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Ya cerca de los años 80's hubo un caso que llamó mucho la atención. En una de las granjas de la ciudad había nacido un cerdito con una deformación en una pata que tenía una extremidad similar a una mano humana, lo que provocó que varios carros hicieran fila y pagaran por ver al pequeño animal. Tanto fue el éxito del cerdo, que fue comprado por un circo.

Ya para los años 80's, con la administración de Casimiro Navarro, llegó el agua potable, el drenaje y la energía eléctrica. Por eso intentaron cambiar el nombre de la colonia por la del entonces alcalde, pero los vecinos no aceptaron.

Hasta que un vecino de la colonia Centenario fue gobernador del estado fue que pudieron tener pavimentación en la colonia, durante la administración del doctor Samuel Ocaña.

Corrales Ramírez dijo que al ex gobernador lo consideraban vecino de La Mosca, aunque vivió siempre en el Centenario.

El vecino de la colonia explicó que esos años fue cuando el entonces barrio de La Mosca tuvo mucha fama al participar en torneos locales de beisbol, cuando empresas locales como refresqueras y tiendas comerciales empezaron a patrocinar a los equipos del barrio, donde además hay casos de beisbolistas que han llegado grandes ligas, futbolistas que juegan actualmente en Europa y boxeadores de fama mundial.