#NobleCausa | Dan esperanza a niños sin hogar

Durante dos décadas en San Pedro El Saucito, la Casa Esperanza para Niños es un refugio para menores y adolescentes que quedan bajo la tutela disciplinaria de una “mamá” y un “papá”

HERMOSILLO, SON.- Son 20 años los que Casa Esperanza para Niños I.A.P., lleva sirviendo a la sociedad, al representar el hogar de aquellos menores que por vivir en condición de vulnerabilidad o riesgo, son llevados ahí por disposición de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado.

El albergue se fundó en 1999 en la colonia 5 de Mayo, pero desde hace ocho años Casa Esperanza para Niños está ubicada en la comunidad rural de San Pedro El Saucito, donde hoy en día atiende a 29 menores, quienes fueron retirados de sus familias por omisión de cuidados o algún tipo de maltrato físico o psicológico.

Casa Esperanza para Niños es un lugar apartado, donde los infantes viven en un espacio libre y tranquilo, sin el bullicio de la ciudad, ya que cuenta con varias casas, árboles y un enorme patio  donde hay columpios que sirven de diversión a los infantes. Son dos casas tipo cabaña donde se alojan los menores que ahí son llevados, una donde viven las 16 niñas y jovencitas y la otra donde

viven los 13 varones, todos en un rango de 6 a 17 años de edad.

Casas, donde los menores cuentan con “mamá” y “papá”, personas adultas que además de estar al cuidado de los niños y adolescentes ahí resguardados, les brindan el cariño y afecto que requieren, y también para ser disciplinados.

Además de esas edificaciones, hay otras, donde se instala a los visitantes extranjeros que vienen a conocer el lugar y que, son quienes hacen las aportaciones al patronato de Casa Esperanza para Niños o en su caso, apadrinan a alguno de los menores.

También el albergue cuenta con un espacio en el cual una maestra de nivelación, con paciencia y afecto, los pone al corriente con materias en las que presentan alguna dificultad de aprendizaje.

La prioridad

Es un lugar que representa un hogar para los menores, donde crecen bajo el cuidado de quienes están a cargo de Casa Esperanza, además de que continúan con sus estudios, pues todos los días son llevados a la primaria o secundaria de esa comunidad rural.

En este hogar temporal, los “huéspedes” pueden estar hasta que cumplan su mayoría de edad o hasta que las autoridades determinen que los menores pueden volver con sus familiares o sean adoptados.

Casa Esperanza para Niños requiere de 180 mil pesos cada mes para su sostenimiento, de los cuales más de 20 mil están destinados a gastos de alimentación y otra cantidad para el pago de energía eléctrica y otros servicios.

Además, Casa Esperanza para Niños tiene que cubrir la nómina de los 11 empleados que allí laboran y que, a decir de su director y representante legal, David Fernández Gámez, a raíz del ataque en Bavispe, donde murieron 9 integrantes de la familia LeBarón, los donativos han bajado, ya que el 90% de las aportaciones proviene de ciudadanos estadounidenses.

Por ello, Fernández Gámez hizo un llamado a la sociedad para que, en esta época, se solidaricen y apoyen al sostenimiento de Casa Esperanza para Niños I.A.P.

¿Cómo ayudar?

La ayuda puede ser tanto en efectivo, como en especie, incluso por la época navideña los menores están requiriendo ropa y regalos.

Fernández Gámez comentó que en 20 años que lleva  funcionando Casa Esperanza para Niños ha habido muchos casos de éxito, pero también otros en los que después de encariñarse con los  pequeños han tenido un triste final.

El caso de la niña Yahaira marcó al albergue para siempre

Muy sonado fue el caso de Yahaira, una pequeña de 5 años de edad, originaria del Estado de Oaxaca, quien por un tiempo fue cuidada en Casa Esperanza para Niños y después que fue entregada a sus padres, jornaleros agrícolas, fue encontrada muerta dentro de una maleta que dejaron frente a la iglesia de San Isidro Labrador, en Miguel Alemán.

Esta situación, según lo hizo saber Cecilia Ledesma Medina, la “mamá” de la casa de las niñas, los puso muy triste a todos, ya que en el poco tiempo que la pequeña permaneció en Casa Esperanza, se ganó el cariño de todos.

“Yahaira era una niña que siempre estaba sonriendo, que nos hacía reír y mucho. Ella llegó muy sonriente, pero muy maltratada; traía sus piecitos quemados con cigarros, le faltaba cabello; era  una niña con la que nos encariñamos rápidamente; muy lamentable y triste el fi nal que tuvo; nos dolió mucho”, recordó Cecilia .

Así como esa pequeña, son cientos de menores los que han sido atendidos en Casa Esperanza para Niños durante las dos décadas que lleva funcionando. En este lugar se atiende por igual a  menores oriundos de Sonora y otras entidades del país.

 

Foto: Ana Johnson / EXPRESO

Foto: Ana Johnson / EXPRESO

Foto: Ana Johnson / EXPRESO

Foto: Ana Johnson / EXPRESO

Foto: Ana Johnson / EXPRESO

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