Cualquiera puede meterse a Google y escribir “¿dónde vive López Obrador?”…

ES MUY SENCILLO: cualquiera puede meterse a Google y escribir “¿dónde vive López Obrador?” y le aparecerán, ¡nomás!, 740 mil resultados.

No se requiere, pues, de mucha ciencia para conocer el domicilio particular del Presidente.

TAN ES ASÍ que la dirección ha sido publicada en medios impresos y difundida en medios electrónicos y en las benditas redes sociales, y nunca -hasta ahora- se planteó que se ponía en riesgo a Andrés Manuel López Obrador al revelarse un dato que, por cierto, él mismo hizo público.

EN ESTOS DÍAS de linchamiento y quema de brujas, habría que echar mano de la reserva de prudencia y entender que quien amenazó la integridad del Presidente fue el crimen organizado... no un medio de comunicación.

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POR CIERTO que hay quienes siempre encuentran la manera de llegar más bajo, como lo pudo comprobar la ex funcionaria Laura Ballesteros, una experta en cuestiones de movilidad que ha mantenido intensos debates con la actual administración capitalina.

RESULTA QUE la ex panista escribió en su cuenta de Twitter:

“Estoy viviendo el momento más feliz de mi vida hasta ahora”, sin dar más detalles de a qué se refería.

No fue necesario.

Sus trolls crearon una cuenta parodia de la suya y, ahí mismo en su post, se burlaron de ella y revelaron que está embarazada.

¿CÓMO se enteraron de algo que la propia Ballesteros no había hecho público? Sólo queda pensar en el espionaje, lo cual es bastante grave y podría ser hasta un asunto criminal.

El troleo cruel en contra de su intimidad queda ahí, para el Museo de la Vergüenza Tuitera.

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EN LOS PASILLOS del Antiguo Palacio del Ayuntamiento tienen identificados a algunos ex funcionarios capitalinos como los más interesados en moverle el piso a la actual directora del Metro, Florencia Serranía.

TAN ES ASÍ, dicen, que hasta quisieron embarcar a la procuradora llevándole expedientes más piratas que la mercancía de un vagonero, relacionados con el caso de la mujer a la que dejaron morir afuera de la estación.

Sin embargo, Ernestina Godoy tiene el colmillo largo y el olfato fino, por lo que no se dejó embaucar.

NADIE SABE quién anda haciendo ese tipo de jugarretas, pero por alguna extraña razón más de uno voltea a ver al -¡oh, casualidad!- ex director del Metro y actual diputado local, Jorge Gaviño.

¿Por qué será?

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EN FIN, recuerde que hoy es domingo y mañana el país vuelve de lleno a la realidad tras las vacaciones. 

Así que relájese, póngase los audífonos y disfrute de su canción favorita de Beatriz Gutiérrez Müller.

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