A veces da la impresión...

#TemploMayor A veces da la impresión de que Claudia Sheinbaum tiene en casa al enemigo o, mejor dicho, ¡de vecino!...

A VECES da la impresión de que Claudia Sheinbaum tiene en casa al enemigo o, mejor dicho, ¡de vecino!

Y es que las decisiones que se toman en Palacio Nacional nomás no caen del todo bien en la sede del Gobierno capitalino.

CUANDO el Gobierno provocó el desabasto de gasolina en todo el país, la Jefa de Gobierno tuvo que moverse para que no se le incendiara la CDMX.

Con el tema de la pandemia, los desencuentros son evidentes, pero son como esos amores que no se atreven a pronunciar su nombre.

EN MATERIA de seguridad tanto Sheinbaum como Omar García Harfuch tienen que andar remando a contracorriente de la falta de estrategia federal, que ha permitido el empoderamiento del crimen organizado y no su apresamiento.

A ESO podría sumarse el terrible incendio del domingo en una subestación de la CFE al parecer por falta de mantenimiento y los altos índices de contaminación provocados por la mala calidad de los combustibles de Pemex y hasta el cochinero que arroja día y noche la refinería de Tula.

PESE A TODO, Sheinbaum no se queja ni se confronta.

Ha de creer que calladita se ve más segurita rumbo al 2024.

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VAYA, VAYA: en febrero pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador, en gira por Guanajuato, se lanzó contra los gobernadores que se negaron a afiliarse al Insabi.

“Vamos a ver quién es quién”, dijo entonces en Tierra Blanca, delante del panista Diego Sinhue.

¿Y qué creen?

Que la propia Secretaría de Salud acaba de darle el Premio Nacional de Calidad en Salud 2020 al sistema guanjuatense.

Así que llamen a uno de esos buenos doctores del Bajío, porque alguien se mordió la lengua.

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HOY SE CUMPLEN los dos primeros años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y se podría decir que el país va muy bien si la economía hubiera crecido tanto como la inseguridad y si el número de ejecutados hubiera descendido como la inversión extranjera; si la pandemia estuviera tan controlada por el Ejecutivo como lo está el Congreso y si el Congreso legislara con la misma seriedad con la que cobra; si el Presidente atendiera a los enfermos de cáncer como atiende a la mamá del “Chapo” y si los narcos ya hubieran dejado los balazos por los abrazos; si se tratara a los corruptos con el mismo rigor que a los migrantes centroamericanos y si el Presidente viera que el mundo es más grande que Donald Trump; si la transparencia fuera una constante como las mañaneras y si las mañaneras fueran tan silenciosas como la oposición.

Salvo esos -y otros- pequeños detallitos, la realidad es que el país va mejor que nunca.